Jennifer —¡Jennifer, levántate! —, victoria grita desde donde sea que este. ¿Para qué quieren ir a la playa tan temprano? Son las siete de la mañana y la fiesta empieza a las diez. Me arropo la cara para dejar de escucharla y poder seguir durmiendo. Al rato alguien se acuesta conmigo y me remueve el brazo, por mi parte intento ignorarlo, pero se vuelve más insistente. —Seas quien seas, déjame en paz—. Me muevo queriendo alejarme del ser tan horrible que quiere despertarme. —¿Te puedes levantar, Jenny? Me retiro la sabana de la cara y me volteo, observo como se acuesta al lado mío. —Quiero dormir, Victoria. —Todos están dormidos en la sala, vestidos como los niños buenos que son. Faltas tú y no lo volveré a repetir. Se va de la habitación y me estiro antes de sentarme con las piernas cruzadas, paso las palmas de mis manos por mi cabello y me levanto yendo directamente al baño. —E
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