La alarma me despierta y me levanto para tomar la pastilla que el psicólogo me receto. Todavía tengo la sensación de las descargas eléctricas, la sensación de su mano en brazo, de cómo me miraba...
Mañana tengo cita con él y no me molesta la idea, hay algo en ese doctor que me transmite confianza y me anima a querer abrirme y superar mi trauma.
Después de tomar mi medicación, busco mi teléfono y bajo a la cocina, pero me detengo cuando escucho los gritos de mi prima y mi tía en la entrada de la casa. Mi tía me lanza una mirada de que me vaya y cuando estoy a punto de desaparecer, Claudia se voltea y me mira con más odio de lo común.
—¡Por tu culpa! —, me grita, caminando hacia mí y yo retrocedo chocando con el primer escalón de la escalera.
—Claudia, cálmate—. Mi tía la agarra del brazo.
Las miro a ambas—. ¿Qué pasa aquí?
Claudia se enfurece más y veo una ligera capa de lágrimas en sus ojos.
—¡Por tu culpa no me compraran mi co
La puerta de la cafetería se abre y me apuro de terminar de barrer. Dejo la escoba apoyada en la barra y me limpio las manos, agarro una libreta y un bolígrafo.Empiezo a caminar a la mesa en donde se sentó una pareja de adolescentes. Me detengo delante de ellos, y les sonrío a ambos.—Bienvenidos a Susy´s coffee ¿Qué van a ordenar? —, recito las mismas líneas que ensayaba mientras barría el lugar.El chico le echa una ojeadita a la carta que estaban perfectamente colocadas en su mesa.—A mí me traes el plato de desayuno completo, por favor—. Me dice y anoto en mi libreta.Miro a la chica y espero que ella decida que va a pedir.—A mí solo tráeme unas tostadas con huevo y tocino.—¿Qué querrán de tomar? —, inquiero.—¿Qué tienes de tomar? —, me pregunta el ch
Corro por la casa agarrando mis cosas y me detengo en la cocina para terminar de tomarme el resto de mi café.—¡Tía, ya me voy! —, grito.—¡Esta bien, mi amor y que tengas un lindo día!En un dos por tres estoy dentro de mi carro, yéndome lo más rápido hacia la cafetería. La alarma no sonó y me desperté una hora después de la que ya debería estar en el cafetín. En otros veinticinco minutos estoy entrando en la cafetería, dejo mis cosas debajo del mesón y me pongo el delantal.Al final del local veo a Susy recogiendo los platos y me apresuro a ella tomando la bandeja en donde dejo todos los trastes.—Perdóname por llegar tarde, Susy—. Me disculpo, pero me quedo confundida al verla con una sonrisa en su cara y sin ninguna pizca de enojo.En los microsegundos que pasa no recibo ningún rega&nti
JonathanAcaricio la mejilla de la mujer que tengo al frente y me siento el hombre más afortunado del mundo. No me canso de ver esos ojos tan hermosos que tiene, los que me enamoran cada vez más cuando me miran con ese brillo especial que solo ella posee. Tampoco puedo negar la hermosa sonrisa que tiene, al igual que su risa contagiosa y la alegría que transmite con tan solo hablar.No nos dejamos de mirar y sonrío al verla tan enamorada como yo lo estoy de ella. Jennifer no me lo confiesa de todo, pero con tan solo ver en cómo me mira, en cómo solo me sonríe a mi… sé que le gusto y mucho.No tengo palabras para explicar lo que siento. Bueno no volví a sentir nada como esto sino después de…—¿Podemos ir a la feria? —, Jennifer interrumpe mis pensamientos.—Para eso te traje, tonta—. Agarro su nariz entre mis dedos, d&a
24 de diciembre Visualizo mi aspecto en el viejo espejo colgado en unas de las paredes de mi cuarto. Mi cintura es decorada con una falda corta blanca, mis pechos son tapados por un top de lentejuelas dorado que se sostiene de mi cuello, dejando el centro de mis pechos al descubierto, y para finalizar me pongo unos tacones de tres centímetros negros.Para algunas personas será exagerado mi atuendo, pero para mí es algo normal de vestir en estas fechas. Me encanta sentirme diferente que el resto de los días, es algo que me encanta hacer; salir de mi zona de confort y ponerme lo que se me antoje.Me plancho mi cabellera castaña y me maquillo sencillo para que mi atuendo llame totalmente la atención, me coloco mi perfume La Vie Est Belle de la marca Lamcome y abandono mi habitación, bajando lentamente las escaleras.Bajo el ultimo escalón y dejo que la melodía de la músic
Dos semanas han pasado desde que me entere que mi mamá tenía leucemia y hasta el día de hoy me duele saber que sus días están contados. El 31 de diciembre la pase con ella en el hospital, las dos solas en esa habitación fría y oscura. Hasta ahora nadie sabe por lo que está pasando mi mamá y he estado distante con mis amigos y sobre todo con Jonathan.He evitado sus mensajes, sus llamadas, pero sobre todo sus visitas porque en estas dos semanas he notado actitudes raras de él y me preocupa que las advertencias de victoria sean verdaderas y que Jonathan todavía no haya olvidado a Alicia. Se me encoje el corazón con tan solo pensarlo y sé que el primer amor no se olvida, pero se supera y aprendes a vivir con su recuerdo.Mi mente siempre me recuerda que ella le mintió de su embarazo, lo dejo por una carta y rompió sus ilusiones con esa criatura que él pensaba qu
Jonathan—Adiós, Jonathan—. Me dice para luego girarse e irse lejos de mí y de mis palabras.Solo la dejo irse porque sé que la he lastimado lo suficiente como para que ahora le cuente la verdad de mis palabras de anoche. No me perdonaría verla llorar más por mi culpa, solo quiero hacerla feliz, pero con Alicia aquí no estará segura y no quiero que Jennifer sea el nuevo objetivo de esa loca.Me percato de la persona que volvió a mi vida y con todas mis fuerzas finjo que su presencia no me importa, porque al fondo de mi ser me sigue impactando verla. Después de tantos años no ha cambiado en lo absoluto, sigue siendo esa misma chica de la que alguna vez me enamoré.Paso a su lado, ignorándola por completo.—¡Jonathan! —, exclama mientras me sigue —. Por favor, detente.Me detengo y con toda la rabia
Reparo sus ojos heterocromaticos, su cabello peinado perfectamente hacia un lado y esa misma sonrisa que recuerdo muy bien.Doy varios pasos hacia atrás, al volver a verlo. Si, sé que lo estaba buscando al querer respuestas, pero verlo me deja un sentimiento de angustia, de miedo. Gabriel, me dijo que lo que paso ese día en el que Iván "intento drogarme", no es lo que parece, pero mi cuerpo me manda alertas para alejarme, pero hay otra que me deja quieta, sin poder moverme.El recuerdo está intacto en mí. El miedo que sentí al estar encerrada con él, al ver esa sonrisa burlona, llena de suficiencia; la confusión, el terror al no estar en mis cinco sentidos y saber que no podría defenderme. Cuando lo vi sacar ese frasco, con ese pañuelo que todavía conservo y que lo veo todas las noches en la cómoda de mi cuarto, tuve el mismo sentimiento cuando estaba en cautiverio y escuchaba lo
—¿Segura? —, el nudo de mi estómago se agranda.No sé qué pensar o que decir, todo esto es... inesperado. Estamos hablando de un bebé o de un embrión, algo que es el tamaño de un guisante y que está creciendo en el vientre de mi mejor amiga.Victoria se limpia las lágrimas y asiente con la cabeza, apoyo mis codos en las rodillas y agarro mi cabeza, sintiendo la desesperación recorrer por mis venas.—¿Cuánto tienes de embarazo?—Un mes y seis semanas—. Piensa—. Eso creo—. Me vuelve a decir, pero dudosa.—Se lo tienes que decir a Andrés—. Ella se levanta a la defensiva— ¿Es de Andrés, Victoria?Quiero creer que sí, pero ella no se ve segura. Evita mi mirada y mi pregunta. Solo está de pie mirando hacia la cocina, apretando sus manos en puños.—Clar