Jonathan
—Adiós, Jonathan—. Me dice para luego girarse e irse lejos de mí y de mis palabras.
Solo la dejo irse porque sé que la he lastimado lo suficiente como para que ahora le cuente la verdad de mis palabras de anoche. No me perdonaría verla llorar más por mi culpa, solo quiero hacerla feliz, pero con Alicia aquí no estará segura y no quiero que Jennifer sea el nuevo objetivo de esa loca.
Me percato de la persona que volvió a mi vida y con todas mis fuerzas finjo que su presencia no me importa, porque al fondo de mi ser me sigue impactando verla. Después de tantos años no ha cambiado en lo absoluto, sigue siendo esa misma chica de la que alguna vez me enamoré.
Paso a su lado, ignorándola por completo.
—¡Jonathan! —, exclama mientras me sigue —. Por favor, detente.
Me detengo y con toda la rabia
Reparo sus ojos heterocromaticos, su cabello peinado perfectamente hacia un lado y esa misma sonrisa que recuerdo muy bien.Doy varios pasos hacia atrás, al volver a verlo. Si, sé que lo estaba buscando al querer respuestas, pero verlo me deja un sentimiento de angustia, de miedo. Gabriel, me dijo que lo que paso ese día en el que Iván "intento drogarme", no es lo que parece, pero mi cuerpo me manda alertas para alejarme, pero hay otra que me deja quieta, sin poder moverme.El recuerdo está intacto en mí. El miedo que sentí al estar encerrada con él, al ver esa sonrisa burlona, llena de suficiencia; la confusión, el terror al no estar en mis cinco sentidos y saber que no podría defenderme. Cuando lo vi sacar ese frasco, con ese pañuelo que todavía conservo y que lo veo todas las noches en la cómoda de mi cuarto, tuve el mismo sentimiento cuando estaba en cautiverio y escuchaba lo
—¿Segura? —, el nudo de mi estómago se agranda.No sé qué pensar o que decir, todo esto es... inesperado. Estamos hablando de un bebé o de un embrión, algo que es el tamaño de un guisante y que está creciendo en el vientre de mi mejor amiga.Victoria se limpia las lágrimas y asiente con la cabeza, apoyo mis codos en las rodillas y agarro mi cabeza, sintiendo la desesperación recorrer por mis venas.—¿Cuánto tienes de embarazo?—Un mes y seis semanas—. Piensa—. Eso creo—. Me vuelve a decir, pero dudosa.—Se lo tienes que decir a Andrés—. Ella se levanta a la defensiva— ¿Es de Andrés, Victoria?Quiero creer que sí, pero ella no se ve segura. Evita mi mirada y mi pregunta. Solo está de pie mirando hacia la cocina, apretando sus manos en puños.—Clar
3 semanas después… GabrielEstas tres semanas han sido las mas pesadas de mi vida. Jennifer no come, no sale de la casa, ni siquiera ha pisado el colegio. Al frente del espejo me acomodo mi traje y salgo de la habitación para asomarme a la de mi hermana. Esta dormida. Despacio abro la puerta y me acerca a la cama.La muerte de nuestra madre le afecto de una manera que nunca espere. Aunque ella diga que los odiaba, que no los perdonaría por completo por haberle hecho tanto daño… ella la adoraba, así como también adora a Nicolás.Ella quiere hacerse la dura, la impenetrable, la que nunca podrán herir, pero en realidad es una chica sensible que solamente quiere que la quieran y aprecien tal y como es. Recojo la cobija del suelo y la vuelvo a arropar para que no sienta frio, cierro la ventana que lleva abierta toda la noche y salgo del cuarto cerrando la puerta a mis espaldas.Agarro mis llaves y abandono el apartamento, luego de cerrar la puerta con seguro. Abordo el ascensor y contesto
Jennifer Todo es oscuridad. Todo es confuso. Al abrir mis ojos me siento desorientada cuando veo a Demon a mi lado sacudiendo mi hombro.—Despierta que la película se está poniendo buena—. Me habla muy relajado como si hace un momento no me hubieran intentado matar.Me acerco a él y le susurro:—¿No me he movido de aquí? ¿me quede dormida? —, sueno preocupada y eso provoca que sus cejas se arrugan y me mire extraño.—¿Dónde más vas a estar? Empezó la película y te quedaste dormida en esa silla.Me enderezo y miro fijamente la pantalla. La película apenas va por la mitad y mi cerebro intenta asimilar lo que acaba de ¿soñar? No puede ser posible que esto fue una aterradora pesadilla. El dolor que sentía era de verdad… se sentía real.> mi respiración se acelera y mi mente se nubla.Una mano acaricia la mía y bajo mi mirada para ver la mano de Demon entrelazada con la mía. Él no me mira. Observo su perfil y un sentimiento raro inunda mi pecho y ese cosquilleo en la part
¿Cómo superar un pasado?, No lo sé. Es duro despertarte y mirarte al espejo y darte cuenta que no eres la misma persona de hace dos años. Que nadie pueda entender que es lo que sientes.Me volví más fuerte, más fría y después ¿Qué pasa? La vida te pone más obstáculos. No le bastó con todo lo que has sufrido, te pone más mierda en tu camino para probarte de que estas hecha.Odie por lo que pase, pero no me rendí, no baje la cara a nadie. Me jure que nadie se enteraría de mi pasado, de lo que sufrí.Pero ¿Qué pasa si llega alguien a tu vida? Creas una conexión con esa persona, que por primera vez sientes que le puedes contar todo a esa persona y sabes que no te juzgara, si no lo contrario, te ayudara a superarlo y que no te rindas.Soy Jennifer Evans y me encantaría que vivieras es
Un lunes insípido como cualquier otro. Son las cinco de la mañana y ya estoy vestida con mi uniforme de la secundaria Harvey Higth School. Salgo de mi cuarto para ir a desayunar, bajo las escaleras, llego a la cocina y me parece extraño no encontrar a mis papás para desayunar juntos. Me parece extraño no verlos aquí. Desde que soy una niña desayunar juntos es como una regla. Para nosotros es algo sagrado empezar nuestro día desayunando juntos, nos hace feliz que al salir por esas puertas sabemos que tenemos una familia unida, llena de amor y respeto. Me encanta desayunar con mis padres es como empezar el día con el pie derecho. Nicolás Evans es mi papá, dueño de un bufete de abogados. Admiro como trabaja no es fácil ganar cada caso y más cuando se ocupa de casos de violación, secuestros, homicidios entre muchos más. Mi mamá en cambio es chef, pero no cualquiera. Anastasia Evans dueña y chef del famoso "The Flatiron Room" Despu
Los dos no se inmutan, no continúan, no me dicen nada. —Si no hablan voy a explotar, se los juro—. Una risa nerviosa se escapa de mi garganta. El silencio desaparece cuando papá abre su boca para hablar: —Nos vamos a mudar. Por fin se separa de la ventana y al ver sus ojos un nudo se apodera de mi garganta. Reconozco esa expresión de decepción, de asco. —¿Mudarnos? —, todo en mi cabeza es confusión. Los conozco, no se mudarían si fuera estrictamente necesario. A mi familia no le gusta estar mudándose cada vez que se les antoje, solo nos hemos mudados dos veces en mi vida; en California donde viví hasta los seis años y a partir de ahí hemos vivido aquí en New York. Con mi mirada interrogo la interrogo y con un simple asentamiento de cabeza me da su respuesta: es verdad. —¿A dónde iremos? Toda esta situación me está cansando. —No es tan fácil decirte esto, Jennifer Los ojos de mi mamá se llenan de
Me despierto por el sonido del despertador y lo apago. Son las cinco de la mañana y con la toda flojera del mundo, retiro las sabanas y me levanto de la cama. Me dirijo a la ventana bostezando y rascándome el ojo izquierdo. Me asomo y todavía el cielo esta oscuro. Voy al baño, abro la regadera, me saco mi pijama y me meto en la ducha, lavando mi pelo con champú y acondicionador, para después procedo a enjabonarme el cuerpo. Termino y envuelvo una toalla en el pelo y otra en mi cuerpo. Me lavo los dientes, me coloco crema en la cara y en todo mi cuerpo. Salgo del baño y me coloco ropa interior. Para vestirme me coloco un jean negro, con un crop top rojo que se pega a mis atributos y para los pies me calzo unas converse blancas. Camino a mi tocador, me siento y me maquillo. Solo me coloco un poco de base, polvo compacto para sellar todo, mascara de pestañas y para mis labios coloco un gloss con brillitos. Para terminar mi look me hago una trenza sencilla de lado.