Ni Esperanza ni Deseo pudieron dormir mucho y estuvieron durante mucho tiempo hablando.—Ya te vas a ir y vuelvo a la realidad y me vuelvo a sentir sola, perdón, sé que siempre estás ahí, pero ya no es lo mismo —contó la mujer.—Al final, me voy a quedar hasta Reyes, quiero pasar todas las Navidades contigo, ya que me has dicho que eran las mejores navidades de tu vida —comentó su amigo.—Gracias, eres todo un encanto. Quiero que no elimines nada de momento, tan solo lo que ya se ha quitado de la cama —replicó la mujer.Se levantaron y, mientras la mujer recogía la habitación, el hombre fue a preparar el desayuno, pero ya estaba el padre de ella elaborándolo, y después de saludarle comentó que en qué podía ayudarle. —Ya estás haciendo mucho, mi hija está feliz y a parte que ayer ya lo hiciste tú. Sé que habéis dormido juntos, pero también es lógico, te entiendo y a mi hija también, pero debe ya dar el paso definitivo. Te elija o no, estoy encantad
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