Esperanza se despertó a mitad de la noche y vio que Deseo estaba medio adormilado en el butacón.

—Tenías que haberte ido a tu cama, yo habría estado bien. No deberías haberte molestado —dijo la chica.

—No es ningún trastorno, al contrario, así me quedo más tranquilo porque si te hubieras puesto peor me habría enterado y te podría haber ayudado. Te quiero mucho y si tú estás mal yo también sufro —contestó el chico.

La mujer le dijo que se sentara en un lado de la alcoba dándole un abrazo y él le besó la frente. Esperanza se volvió a echar y le dijo que se quedara durmiendo en su lecho, pues ella estaba mejor.

No durmieron, ya que se quedaron hablando.

—La verdad, tengo miedo de despertarme y que todo esto sea tan solo un sueño, que no seas tan perfecto y todo se derrumbe como un castillo de naipes. Eres demasiado perfecto para ser real, mejor dicho, demasiado real para ser tan perfecto. Un verdadero ángel y hacia ti únicamente tengo palabras de agr