Esa noche Esperanza durmió plácidamente, ya que recibió muy buenos consejos y estaba mucho más tranquila. Se levantó muy feliz pues había vuelto a soñar con Deseo.Ya no podía ocultar lo que sentía por su amigo, era día a día más evidente que su corazón latía por él, que sin ella darse cuenta había cambiado de dueño. No esperaba que le pasara esto y nadie le había avisado que le pudiera ocurrir, pero el amor de verdad le había conquistado. Por el día, podía disimular, pero por la noche, en la soledad de su habitación, la verdad quedaba totalmente al desnudo.Se sentía tan querida, valorada, comprendida, que sentía que le amaban de verdad, de una forma loca, entregada, generosa y sin límites, de la única manera que se puede amar si el amor es verdadero.Tenía un nudo en el estómago y casi no podía comer. Quería entregarse a su amigo, confesarle sus más íntimos sentimientos y lo que le hacía sentir, pero algo le frenaba y no era ni que ya tuviera pareja ni que no
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