Alfa. Para unos era la palabra que definía la perfección. Eso incluía riqueza, poder, éxito y todo lo que quisieran en la vida. Eso incluía tener muchas parejas, para aliviar el alto lívido sexual. Pero pocos sabían que en el fondo los alfas eran monógamos.Una vez que encontraban a una pareja que decretaban como digna para estar a su lado se dedicaban en cuerpo y alma a ella. Y gracias, precisamente a esto era que Gavel llevaba seis meses sin sexo y con una frustración que le haría comerse a Cassandra, fuera incluso en contra de su voluntad.En qué momento una sencilla loba BETA se había vuelto su obsesión. No sabía, pero lo más seguro que desde la primera vez, en donde le abrió la puerta después de salir del baño. O sea, en su primer encuentro. ¿Desde cuando él era tan fácil?-Gavel, demonios, más suave- esa misma beta gimió contra su cuello. Sus uñas se enterraban en su camisa arrugándola.-Pero amor- gimió el alfa besando la curva desnuda de su hombro- Tú
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