Leticia estaba tirada completamente sobre el sofá, con la boca abierta y un hilo de saliva corriendo por el costado sin poder contenerlo, un brazo sobre sus ojos, la respiración tan agitada que era doloroso verlo y las piernas abiertas conteniendo la cadera del alfa que se movía sin mesura dentro de ella llevando toda su hombría desde la punta a la base en su interior. A cada embestida no podía evitar soltar un chillido y arquear su espalda y un mar de sensaciones embriagadoras la envolvían.Las feromonas de alfa de Rayan se vertían sobre ella como una cascada estimulándola tanto que apenas si recordaba su propio nombre, solo podía jadear como una perra en celo pidiendo ser follada hasta desvanecerse, y lo peor de todo aquello, es que se sentía demasiado bien. Mentiría si dijera que no dolía algo, quizás el placer estaba por encima por eso la sensación era mínima, pero estaba abierta hasta el límite, tal vez un poco más, incluso para ser una omega y el alfa la penetraba con fu
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