Capítulo 32.
Trevor. Salgo del aeropuerto sintiéndome completamente destrozado, como si hubiera estado en una corrida de toros, solo que el de la corrida no era el toro, era yo, el idiota al que le vieron la cara, el mismo imbécil del que Maxine decidió burlarse sin importar absolutamente nada.Suelto un suspiro y saco mi celular del bolsillo interno del blazer, son las diez de la noche, se supone que Rose me está esperando en la oficina, pero de lo que menos tengo ganas es de estar rodeado de cualquier otra persona, lo único que deseo justo ahora es poder ir a mi departamento, tirarme en el sofá, beberme toda la maldita botella de whiskey, dormirme y despertar cuando todo esto se haya acabado. Es una jodida mierda que no sé cómo controlar.Voy al estacionamiento y me meto dentro de mi auto, pago el tiquete en la salida y me sumerjo en las calles de Washington, todo se ve igual que siempre, como si nad
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