La repentina luz blanca me deja momentáneamente cegada, mientras intento enfocar y reconocer dónde estoy. No es un sitio que haya visto nunca, tampoco es algo fácil de describir porque creo que nadie ha visto algo así. Pero lo más cercano sería una sala o cabina muy, muy grande. La blancura de las paredes, piso y techo es abrumadora así como el ventanal gigante que ocupa un lado por completo, lo único que hace contraste y ocupa el lugar son las sillas, es decir, hay asientos enormes cuya majestuosidad es digna de un rey, repartidos en semicírculo frente a una vista impresionante del espacio exterior y un pequeño planeta Tierra visto desde la distancia. De verdad parece sacado de una película. Súbitamente llega a mi mente la facilidad con la que aparezco en un sitio u otro sin mi voluntad, siempre llevada por el hilo de los acontecimientos, debería empezar a considerarlo un don- pienso con sarcasmo. -Debemos hacer que regr
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