—¿Qué quieres decir con que fue cancelada la misión? —la cautela floto en su ser, estaba en una minúscula habitación durante tres meses en un hotel de mala muerte en Etiopía. Los zancudos lo tenían hecho un queso de tantas picaduras que tenía en su piel, ni con el camuflaje se había podido escapar de la maldita tortura, y lo peor del asunto, es que no se podía quitar nada, tenía que sufrir en silencio.La peluca le había ocasionado alergia, el maldito de Maurice le había metido polvos pica pica hace tres días, al encontrarlo corriendo tras unas vacas en la calle: -limpio, su figura reconocible, no se ocultaba-, y no supo que caracoles estaba haciendo allí, y menos porque perseguía a las vacas, pero lo que si fue seguro es cuando se detuvo, lo miro, para soplar sobre su cara algo indistinguible haciéndolo estornudar reiteradas vece
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