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Todos los capítulos de El amor oculto del Ceo: Capítulo 41 - Capítulo 46
46 chapters
El destino que la alcanzo pt 3
La vida algunas veces se expone ante nosotros, como un largo camino lleno de puertas. Algunas de esas puertas nos llevan a lugares o momentos agradables y tranquilos, aquellos en los que quisieras permanecer por mucho tiempo. Otras son ruinosas, con goznes oxidados y chirriantes que nos conducen a lugares que no queremos ni siquiera puertas ver. Pero que es necesario visitarlos para seguir nuestro camino. Astrid estaba ante esa puerta ahora, una que había evitado por todos los medios posibles. Era poco más de media noche cuando su teléfono sonó, “ayuda…” dijo esa voz estrangulada de miedo y no lo pensó ni un momento, se levantó de su cama, se puso los primeros vaqueros que encontraron, y un holgado jersey rojo, ató su cabello y buscó dentro de su bolsa aquello que no había querido tener que usar. No era más que una simple tarjeta bas
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Verdades
La espera puede ser por mucho la peor clase de tortura: una fecha, una noticia, una respuesta. En su caso era esto último, la respuesta a una pregunta que estaba destrozando su cordura. Sacar conclusiones no había sido difícil. Solo había necesitado saber la edad de Chris, el niño tenía solo poco más de cuatro años, sí él había estado con Astrid hacía cinco años, solo significaba una cosa. Cuándo lo tuvo claro quiso… ¡Dios! Un odio profundo se adentró en su pecho. ¡Ella le había quitado a su hijo ¡, ¡Ni siquiera le había dado la oportunidad de conocerlo ¡, ¡Qué clase de mujer…! Bien, muchas cosas pasaron por su mente en los cinco días siguientes en los que no pudo prácticamente salir de la comisaria. El caso contra James Yehon era lit
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Verdades pt2
¿Tú qué? – dijo con ira – Eres el hombre que la usaba para satisfacerse, que solo se la llevaba a la cama para usarla y desecharla después de una buena noche.   Nunca fue así.    ¿Entonces como fue Emmett? – dijo tratando de no caer encima de él a cachetadas. Recordaba la expresión de Astrid al contarle todo aquello. Su amiga había podido superarlo solo porque era muy fuerte y si, también porque a pesar de todo aquello había sido por amor. – No ibas a ella y solo decías “lo aceptas” – Emmett no supo que responder, no había esperado que Astrid le dijera un detalle tan intimo - ¿Por qué crees que ella siempre decía solo “si”? ¿Por qué creíste que aceptaba aquello? ¿Intentaras castigarla ah
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Padre e hijo
Alguna vez había leído en algún lugar, que la vida es como un rio, que está destinado a seguir y seguir sin detenerse. Cuando esa mañana lo vio delante de ella, supo que eso era, no más que la verdad. Había ido al otro lado del globo huyendo de él, tratando de poner al mundo entre los dos, pero no había servido nunca de nada, porque la verdad fuera dicha, quizás desde el mismo momento que había visto sus ojos la primera vez, desde que había entendido lo mucho que lo amaba, lo mucho que lo amaría para siempre, que nunca lo olvidaría porque tenía un trozo de él consigo, supo que él era su encarnación del destino. Y estaba escrito en sus ojos y también en los ojos de Chris. Y supo eso en el momento preciso en que los dos estaban frente a frente. Aquella mañana Astri
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Padre e hijo pt2
Se que no me amaste – dijo ella interrumpiéndolo – quizás en algún momento algo bueno hubo entre nosotros, pero como llegó se apagó y no puedo culparte por ello, lo que yo hice…    Lo que hiciste no tiene nada que ver con lo que paso – quiso que ella lo entendiera.   No digas eso – dijo ella mirándolo de frente – lo que yo hice, lo que yo fui, es la raíz de todo Emmett, sabía desde un principio que lo que hacía, lo que nosotros hacíamos deberíamos secuelas, aunque la verdad jamás imagine que estas nos llevaran hasta este lugar, ha sido tan lejos. – dijo con una sonrisa triste – Aun recuerdo incluso la primera vez que te vi y sin poder detenerme me enamore de ti, quizás desde primera vista aunque yo no creía en esa clase de amor. Pero
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Unica
El día que nos conocimos, congelada, mantuve la respiración, desde el principio, supe que había encontrado un hogar para mi corazón… latía rápidamente. Las luces sobre nosotros temblaban igual que estrellas de miles de colores, teñidas por las cintas de fiesta, los globos y los adornos sobre nuestra cabeza. La música era tranquila y profunda, lo mismo que su brazo alrededor de mi espalda y su respiración sobre mi cabeza. Yo tenía que respirar muy profundo para poder dar un paso más al lado de los suyos, por no perder el equilibrio en medio de los largos holanes de mi falda. Pero, quizá si me equivocaba no iba a caer, él me sostenía como sí fuera una columna, meciéndome como una marea y empezaba a sentir el mismo efecto que la arena acunada por el mar, calentada y mecida por su movimiento quería hundirme profundamente en él.
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