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10.- Dyron.
 La veo emerger de la habitación como si fuese un alma en pena, veo tristeza en sus hermosos ojos y pongo los míos en blanco por la tontería. Las mujeres son demasiado sensibles y esa es la razón por la cual nunca tuve novias. — ¡No quiero que me hables! – dice con voz aniñada con la firme certeza de que me conmoverá. — ¡Bien, pero antes debes decirme la razón Pecosa! – digo mirando su busto. — ¿Te parece poco que aparezca una chica medio desnuda en la puerta de la casa con bandejas de comida? – Se me escapa una sonrisa — ¡eres un descarado! – arruga los labios. — Soy soltero Yoli – jadea asombrada —, o por lo menos lo era – mi sonrisa se amplía y ella me mira como si quisiera asesinarme. &md
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11.- Yoli.
Dyron tiene razón al decir que debo ser madura, él era un hombre soltero, bueno quizás no soltero, pero el acuerdo que tenían con lo de su matrimonio mi hermanita y él era una total locura. Ahora yo estoy en medio de su vida y digo en medio porque al parecer le he puesto la cosa difícil aunque en el momento de decirle a la fulana esa – con la que obviamente se acostaba por supuesto – que se retirara no se inmutó, por el contrario, ni siquiera lo pensó. Sin embargo la Cuaima que llevo dentro afloró y me puse bruta, bueno tampoco es para tanto, pero ver la mujercita esa con las tetas casi saltándosele del top que llevaba puesto me molestó.  — ¡Hola preciosa! – una voz detrás de mi hace que brinque — ¿te puedo acompañar? – giro enseguida y casi me golpeo con el pecho del chico que me aborda. 
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12.- Dyron.
Continúo con ella en brazos buscando el ascensor que se encuentra en cada una de las oficinas y que todos van hacia mi Penth House. Este edificio está diseñado para mi uso personal. Incluso sin que Thamara lo supiera, es el único casino que tiene esta modalidad ya que fue el último que diseñé en Las Vegas.   Observo sus ojos entrecerrados a causa del éxtasis que le he provocad por la pequeña demostración de fuerza que ha desatado mi libido al verla como le propinaba una paliza al cabrón que la llamó perra ¡es una belleza peligrosa! Y da unos guantazos espectaculares. Ese sujeto lo va a pensar la próxima vez que quiera ofender a una mujer. Se abren las puertas y me dirijo a la habitación rápidamente.   La deposito en la cama y queda expectante. No ingreso a ella, me agrada su expresión interrogante, se encuentra esperando que mi próximo movimiento. Se sienta y se deshace del vestido, la observo desde sus hermosos ojos hasta el comienzo de las
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13.- Dyron.
Las luces parpadeantes hacen que me duelan los ojos, estoy mareado y percibo un olor desagradable a gasolina. Los oídos aun me chillan tanto por la explosión, como por el ruido estruendoso del metal cediendo ante una tenaza hidráulica y entonces lo recuerdo, nos emboscaron. El ruido estruendoso cede ante otro mayor. Están partiendo el auto en dos. Trato de levantar la cabeza, pero el movimiento lo impide el collarín que me han fijado al cuello, no tengo dolor en ningún sitio – aun – necesito saber de Dick, debo saber que se encuentra bien, ya perdí un hombre y no soportaría perderlo a él. — ¡No, suéltenme Dyron, Dyron! – esa voz, es mi Pecosa que grita. — ¡Srta., no puede pasar! – escucho un golpe seco, una bofetada. Si la tocan los mato a todos — ¡Por el amor de Dios, que alguien la calme! –
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14.- Dyron.
La mañana siguiente, luego de la revisión me siento mejor, agradezco que haya sido un médico, aun el dolor en la espalda baja persiste, pero con menor intensidad. Yoli no me ha dirigido la palabra en lo que va de día y sigue recostada al sofá envuelta en la manta de animalitos mensajeándose con quien espero sea su madre, está fúrica todavía y aunque la entiendo, no le doy la razón ya que anoche no tuve culpa de nada. Anton y Dimitri ingresan a la habitación, el rubio me observa y sonríe. — ¿Qué? – pregunto a sabiendas que va a hacer un chiste. — ¡Te ves genial amigo mío! – sonríe con su dentadura perfecta y que si no me doliera hasta el pelo se la tumbaría —. Dick se siente bien a pesar de que fue aplastado por un timón a toda velocidad – sonrío de lado.<
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15.- Dyron.
Me retuerzo en la cama como un animal, trato de respirar y se me hace imposible. Necesito calmarme y no puedo, me siento muy afectado por las palabras de Dimitri, se que en el fondo tiene razón, pero dejarla me es imposible, no solo la quiero en mi vida. Ella es mi vida ¡maldita sea, necesito calmarme! Escucho unos gritos, sollozos y lamentos. Siento un pinchazo en el cuello, poco a poco el temblor pasa dejándome pensar mejor y entonces la oigo. — ¡No, haz lo que sea! – giro para verla —. No me voy a ir ¡no puedo dejarlo así abuelo! ¿Por qué no entiendes? – llega a mi cama y sus preciosos ojos se encuentran mojados, sus lágrimas caen sin cesar — ¡te amo! – se recuesta a mi pecho y comprendo que soy peligroso incluso para ella. Oigo las voces de todos, siento el cuerpo en reposo y las muñecas libres. Intento moverme y no logr
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16.- Yoli.
 — En realidad me importa muy poco lo que estén pensando ¿me entiende? – su voz parece un trueno descargándose del cielo. Compadezco al interlocutor  —. Quiero saber los nombres de esos sujetos, me emboscaron hace unos días y ahora les frustramos un asalto en el aeropuerto – cada vez grita más fuerte — ¡por supuesto que estoy enfadado, no vi un puto policía en el sitio! ¿Qué coño hacían? – veo su expresión de dolor, debe sentarse. — Deberías sentarte – me acerco y toco su torso. La electricidad es inmediata y me atraviesa como un rayo — tienes que descansar – sus ojos me escudriñan, sigo molesta, pero en este momento eso no me vale — ¡por favor! – veo como poco a poco baja la guardia y suspira resignado. — ¡Inc
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17.- Dyron
Ya sabemos que Vladimir se encuentra aquí y nos está atacando para confundirnos ¡maldita sea! Debemos matarlo antes de que nos haga daño, moriría por cualquiera de mi familia. Yoli se encuentra mejor., luego de la clínica la llevé a casa, Eva ni siquiera me miró y Aurelia tenía una expresión de desaprobación monumental, pero a esa Pecosa grosera no le importó y me besó delante de las dos como si fuese algo normal y como si yo no me hubiese divorciado de su hermana, a la que por cierto no vi por ninguna parte. Si el pérro ruso se encuentra en Estados Unidos, Víctor también debe estar aquí y ya no tiene la garantía de su hermana, ya no le debo nada a Thamara porque yo cumpli con mi parte del trato y ella lo rompió reincidiendo con el imbécil que la lastimó la primera vez. Necesito poner a salvo a Yoli y a su madre, los demás sabemos cuidarnos y no dudo que esa Pecosa se pueda defender, pero no me puedo permitir deslices de ningún tipo con ellas dos, su madre ya no me q
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18.- Yoli.
— ¡No pienso alejarme de él por más peligroso que sea! – le digo firmemente a mi madre que me observa como si me hubiese salido otra cabeza—. Lo siento, pero lo amo y no voy a dejarlo estar porque a ti no te parece o porque las cosas no vayan bien a mi alrededor – Eva Méndez pone las manos en jarras y me mira con ojos entrecerrados.   — ¿En serio piensas que estoy jugando “muchachita del carajo”? – ruedo los ojos porque mi madre piensa que aún soy una niña.   — Mami aunque me veas muy femenina, soy un arma letal ¡que no te confunda lo bella que soy! – sonrío de lo más encantadora, pero a ella no le hace gracia, por el contrario sus ojos se llenan de lágrimas y gimotea tratando de que no salgan.   — Nunca estuve de acuerdo con tu padre, siempre critiqué el hecho de que te enseñara cosas de hombre, ahora tu vida corre peligro y junto a Dyron la cosa pinta peor ¡moriría si te sucediera algo! – ahora está
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19.- Dyron.
Mi voz se escucha distorsionada por la rabia. Siento la sangre encenderse en mis venas y poco a poco un maldito temblor se apodera de mi cuerpo como si de un volcán en erupción se tratase, verlo cerca de Yoli es como si la quisiera para él – y sé perfectamente que lo desea – sin embargo su mirada es la de un hermano, pero lamentablemente para él no me lo creo. Tiro de las solapas de su chaqueta, aprieta la mandíbula y cierra los ojos esperando el golpe. Tengo el tobillo dañado apoyado completamente en el piso y créanme que ni siquiera siento el dolor, solo veo a este sujeto queriendo adueñarse de lo mío, de Yoli. Tengo las manos de ella encima tratando de aliviar mi furia, pero ni siquiera puedo mirarla a la cara sin desear partírsela a él. — ¡Dyron por el amor de Dios no hagas esto! – tira de mí sin moverme un poco y tengo tan apretada l
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