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20.- Dyron.
Desenfundo al igual que los otros dos hombres dentro de la sala, mi padre se mueve rápidamente al lado de la puerta y John voltea estratégicamente la mesa de mármol frente a ella ¡bien hecho veteranos! Las chicas corren todas detrás de la escalera como les indique al llegar y empujo a Yoli otras de mí hasta llevarla al otro lado del salón.     Los golpes en la puerta son fuertes y enérgicos. Me dirijo hacia ella y observo por la mirilla.   — ¡Jefe necesito ayuda! – abro la puerta y Benson cae en mis brazos herido, golpeado y sangrando.   Jeremy cierra la puerta en mi cara, mi corazón se rompe por mi amigo en el estado que está. Torturado y medio muerto. La herida no es grave, pero los golpes fueron propinados por expertos. El pelirrojo intenta moverse, levantar una mano y niego con lágrimas en los ojos para que lo deje, necesito que descanse. Lo enviaron para que yo mismo lo liquidara. Lloro con mi frente pegad
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21.- Dyron.
— ¿Por qué debes elegir siempre el lado más riesgoso Dyron? – pregunta Dick exasperado por mi proposición.   — Pues, verás – expongo con un suspiro — ese maldito me está cazando y quiere a Yoli como trofeo, como tu comprenderás… no pienso ceder – coloco los puños en la mesa de trabajo donde ns reunimos para rehacer el plan —. Creo y si no me equivoco, Vladimir espera una caravana de chicas temerosas y lloronas – Dimitri resopla una risa.   — Ya ese imbécil debería saber que nuestras chicas lo menos que son es temerosas, tal vez lloronas, pero no se amilanan por cualquier cosa – expresa recostando la cadera a la mesa con los brazos cruzados.   — Muy por el contrario amigo, son osadas e insolentes ¡y además disparan de miedo! – pongo los ojos en blanco por el comentario de Anton referente a Yoli.   — ¡Eres un imbécil! – sonrío de lado recordando su culo de infarto embutido
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22.- Dyron.
Su piel erizada me hace salivar, hace el intento de zafarse y la detengo para que no lastime sus muñecas, niego con la cabeza de nuevo. Ella quiere que la someta y aquí, en este momento es imposible que eso suceda ya que hay muchas personas abajo expectantes de lo que estamos haciendo. De repente un halo de cordura me embarga y pienso en John ¡excelente! Solo ese viejo loco puede hacer que mi libido decline y la preciosa erección que tengo baje. Pero como lo mejor es lo que sucede, me aprovecho de eso.   — ¡No tienes idea, Pecosa insolente y malcriada de lo que deseo hacer a tu precioso trasero! – sonrío ante su mirada oscura —. Pero como yo soy quien manda aquí, decido que tu castigo es – me acerco a su rostro pasando los labios húmedos por el centro de su pecho hasta llegar a su garganta —: no complacerte hasta que te comportes y dejes de lado esa agresividad que sientes por causa de la inestabilidad emocional que tienes – lamo su cuello e intenta frotars
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23.- Dyron.
— ¿En serio confías en él hijo? – miro a mi padre como si le faltara un ojo —. Te recuerdo que es familia de ese hombre – sonrío.   — ¿Quieres una respuesta de hijo a padre o de hombre a hombre? – todos me miran sabiendo que soy un irrespetuoso de m****a. Se encoge de hombros.   — Solo quiero una respuesta, escoge tu el personaje si así lo deseas, pero me cuesta creerle y no puedes culparme – mi viejo siempre tan sigiloso.   — Sí papa, confío plenamente en él – suspiro —, por muchas razones confío en ese hombre – Dick asiente sonriente, él también confía en Benson, son demasiados años.   — Entonces tus razones para mí son válidas – dice de vuelta con un reproche implícito que capto al vuelo.   — Las marcas en su cuerpo son de tortura papá, le falta el meñique derecho, le amputaron el dedo anular del pie y las marcas de quemaduras por cuerdas mojadas son t
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24.- Dyron.
Salgo de la habitación para que Jack descanse, se veía mucho más animado y eso me alegra. Le hice mención acerca de mi plan con las chicas y aunque no le gustó, no puso reparos porque sabe que no arriesgaría más de lo necesario, además, los autos son a prueba de balas. Voy a mi habitación y al entrar encuentro las chicas en reunión ¡ay mierda, de aquí no sale nada bueno! Sonrío cuando la Pecosa ladea la cabeza y extiende los brazos. Niego y me saca la lengua. — ¿Pijamada chicas? – asienten todas aunque sé que no es verdad porque son las tres de la tarde — ¡qué miedo! – me estremezco falsamente y se carcajean. — ¿Qué pasa ángel, tienes temor de que Yoli nos cuente lo tierno que eres? – se lo pasan en grande a mi costa. — &iex
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25.- Yoli.
Observo a mi madre que duda al entrar al auto, en este momento no somos las mejores amigas, pero no pretendo dejar a mi novio porque las cosas se pongan feas ya que los riesgos siempre van a aparecer, además, mi vida ha sido tan normal que llevar este chaleco y un arma es lo más emocionante que he podido experimentar, muy a pesar de que extraño a papá porque fue él quien me enseñó a pelear y a defenderme inclusive con un arma en la mano. No ingreso de una vez al auto, por el contrario me dirijo a donde se encuentra mi madre y cuando se gira la abrazo fuerte, solloza. No es bueno en este momento sentir tristeza, como decía Michel Sherman “la confianza es tu fuerza” yo necesito este abrazo para sentirme confiada aunque Dyron se encuentre a mi lado. Mi madre ha sido siempre mi mejor amiga – aunque me haya ocultado cosas importantes –, mi compañera de viaje y mi apoyo incondiciona
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26.- Dyron
 Veo asomarse las preciosas laderas en la villa de Cooperstown, condado de Otsego. Sonrío a mi Pecosa olvidando el dolor en el tobillo, tras casi seis horas de viaje a causa de los inconvenientes, el último motorizado lo perdimos hace un buen rato, bueno no lo perdimos, lo ultimó la pequeña Preciosidad que me atrapa en esos bellos ojos color de cielo.   Lo llamamos “Campo Minado” porque nadie penetra estas tierras, aun no llegamos hasta las cabañas arropadas por un alambrado eléctrico alrededor del terreno donde cada línea es individual ubicadas de manera perpendicular de la otra para mayor efectividad. Las cámaras tienen tecnología de punta, asentadas en lugares estratégicos para captar desde un movimiento térmico hasta el sonido del viento, decodificándolo a partir de un pixelado perfecto, hasta la nitidez necesaria para un reconocimiento faci
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27.- Yoli
Su calor me abrasa y me siento protegida. Dyron acaricia mis brazos con el fin de tranquilizar mi corazón porque parece un caballo cerrero a todo galope a causa de la incertidumbre de no saber si vamos a salir de esto. Ahí fuera hay personas que nos odian tanto que, prefieren vernos muertos antes de entablar una conversación para arreglar cualquier diferencia que haya, por pequeña que sea se debería arreglar por las buenas ¿verdad?   Pot lo menos, eso fue lo que me enseñaron a mi, muy a pesar de que mi padre trabajaba fuera del país y viajaba todo el tiempo. Me remuevo entre los fuertes brazos de mi novio buscando más calor porque a pesar de que estamos bajo tierra, siento un frío que me cala los huesos. Besa mi frente, arrugó el ceño y también me besa ahí. Necesito más de él y lo sabe.   —Abre los ojos Pecosa – muerdo mi labio inferior para no reír y niego con la cabeza —. Hazlo o te muerdo la nariz – abro los ojos y su expresión divertida
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28.- Dyron.
Yoli arruga el ceño ante mi comentario, no quiero explicarle nada, solo deseo quedarme así con ella un rato más, pero debo poner en práctica mi plan de exterminio. Ya se le acabó la vía libre a Vladimir Skovat, espero que Benson no se haya ido de la lengua con nadie, necesito que continúen pensando en que estamos encerrados sin salida en esta mierda para que estén mas alerta que nunca.                                — No entiendo a qué te refieres – beso sus ricos labios. — Me refiero a que necesito salir de aquí y ellos me van a ayudar desde afuera – asiente comprendiendo —, ahora vístete si no quieres otro polvo – jadea avergonzada con la cara roja. 
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29. Yoli.
 — ¿Qué se supone que haces Yoli? – indaga mi tía Ivette al ver que saco un arma y el rifle de francotirador McMillan Tac – 50. — Se llama plan de contingencia o plan B tía – sonrío lo más natural que puedo, sin embargo no me pasa desapercibida su mirada de desconfianza. Continúo haciendo mi trabajo, limpiando y verificando las mirillas, cargando las armas, ajustándolas. — ¿Dyron sabe de esto? – pongo los ojos en blanco. — ¡Claro que sí tía! – Niego como si estuviera loca — ¿por quién me tomas? – pone los brazos en jarra. — Por una chica desesperadamente enamorada y que se cree justiciera ¿tal vez? – Arrugo la cara por la tontería — ¿no lo
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