Mis amigas se avientan una miradita cómplice y comienzan a hablar de cosas banales, intento seguirles el ritmo pero mi mente estaba en otra parte. Cuando les comento que mi hermano regresará mañana a casa se ponen como locas y me proponen hacer una fiesta para celebrar esta noche en casa. Mi lado maduro me dice que no es buena idea, pero mi lado rebelde me confiesa que no estaría mal, necesitaba regresar a mi mundo, por lo que termino aceptando las cosas y me dejo llevar por la marea que me regala la vida. Cuando llegamos a la escuela me siento mucho mejor, saludamos a nuestros conocidos y al caminar directamente hacia mi siguiente clase, las voces de mis dos mejores amigas parecen lejanas, no me siento muy bien que digamos, escucho que la campana suena e intento reunir todas las fuerzas que tengo para seguir de pie pero me siento de pronto muy débil, mi cuerpo arde y mi visión falla un
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