LEAIntento abrir mis ojos, pero me resulta inquietante el hecho de sentir la pesadez impidiendo que lo haga, mi cuerpo sufre de un ligero nerviosismo hacia el cosquilleo que lo recorra todo, desde la punta de los dedos de mis pies, hasta mi cabeza, las pulsaciones que bombardean mi cerebro, solo logran alterar mi corazón, haciendo que entre en una frenética carrera imposible de ganar.Poco a poco recobro la conciencia, obligo a mis párpados a abrirse de golpe y lo primero que aparece dentro de mi campo de visión, es una enorme puerta roja, giro los ojos y reúno todas las fuerzas que me quedan, en tratar de armar el enorme rompecabezas que es mi cabeza ahora. Estoy claramente sola, atada de manos y pies en una silla, observo con detenimiento a mi alrededor llegando a la conclusió
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