(Brad Allen) Estaba de los putos nervios aquel día, estuve ansioso en los negocios, ni siquiera pude concentrarme, y la mamada de mi secretaria ni siquiera la disfruté. Mi madre me llamó a las siete de la tarde, volvía a la ciudad, después de tres años en el Tibet, ayudando en distintas ONG, ese era su sino, y su escape de papá, que solía ser arrollador cuando se lo proponía. Apenas habíamos hablado mucho, pues en aquella parte del mundo apenas hay mucha cobertura, y ella siempre estaba ocupada con sus cosas, y lo entendía perfectamente.- Esta noche no puedo – contesté, cerrando el ordenador, dando por zanjada mi jornada laboral, después de escucharla sugerir vernos – he quedado con una amiga. - ¿Vas a poner por delante a cualquiera de tus amigas antes que a tu madre? &
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