(Seven White)Aquella mañana me levanté temprano, tenía varias reuniones a las que acudir, más que necesarias para asegurar el futuro de la universidad, sin que hubiese fusión. Aún no habíamos decidido filtrarlo a la prensa, pero era cuestión de tiempo que todo el mundo se enterase de que no habría fusión y menos aún boda. Y puesto que Christi no parecía en desacuerdo con mi decisión, pensaba seguir adelante.Salí de la habitación, más que dispuesto a tomarme un buen café, cuando la encontré a ella en mi sofá, con uno en la mano, trabajando con su Mac en algo. Sonreí, parecía toda una negociadora desde aquel punto.- He pensado… - comenzó, justo cuando yo me servía un poco de café en una taza – … que, ya que lo
(Brad Allen)Estaba de los putos nervios aquel día, estuve ansioso en los negocios, ni siquiera pude concentrarme, y la mamada de mi secretaria ni siquiera la disfruté.Mi madre me llamó a las siete de la tarde, volvía a la ciudad, después de tres años en el Tibet, ayudando en distintas ONG, ese era su sino, y su escape de papá, que solía ser arrollador cuando se lo proponía. Apenas habíamos hablado mucho, pues en aquella parte del mundo apenas hay mucha cobertura, y ella siempre estaba ocupada con sus cosas, y lo entendía perfectamente.- Esta noche no puedo – contesté, cerrando el ordenador, dando por zanjada mi jornada laboral, después de escucharla sugerir vernos – he quedado con una amiga.- ¿Vas a poner por delante a cualquiera de tus amigas antes que a tu madre? &
(Anastasia Clark)Entre en su casa, después de que su hermana me abriese la puerta. Teníamos que hablar, era eso lo que le había puesto en el mensaje, no me parecía oportuno engañarle, no después de lo que había sucedido con Seven, pero tampoco quería decirle que se había terminado…. ¡Dios! Estaba echa un lío.Por una parte, quería intentarlo con Jonh, era un buen tipo y me hacía reír. Pero por otra… quería aferrarme a Seven. Tenía el corazón dividido.- ¿Dónde está? – pregunté, mientras ella cogía a su hijo en brazos y caminaba hacia la cocina.- Está en el baño, pasa – me dijo. Sonreí y caminé hacia él, abrí la puerta y le vi allí medio enjabonado y con una c
(Narrado por Seven)El maldito teléfono no dejaba de sonar aquella mañana, tan sólo esperaba que fuese Ana, de la que no sabía nada desde hacía una semana, quizás el idiota de Brad para disculparse de lo que hizo el sábado o Christine en su intento amistoso de agradarme, después de haberse pasado varios días sin dirigirme la palabra, cuando sugerí que la amistad de Brad no era más que un intento por meterse entre sus piernas. Pero no fue nada de eso, sólo era … ¿quién demonios era?Contesté al teléfono, aún soñoliento, escuchando la voz de una famosa entrevistadora al otro lado.“Señor White, ¿podría respondernos a una pregunta sobre el reciente comunicado en la prensa?”¿De qué coño estaba hablando?Me sent
(Christine Winston)Caminaba por aquel largo pasillo, con un vestido negro que realzaba bien mi figura, altos tacones y el cabello aleonado, despertando el interés de varios hombres y mujeres, con una gran sonrisa en los labios.Aún me sentía como una mierda, la resaca me estaba pasando factura, y me sentía incluso peor al pensar en lo mal que se lo hice pasar al pobre Brad. Nunca me ha pasado como a esas personas que después de beber no recuerdan nada, siempre lo recuerdo todo con lucidez, y eso es incluso peor.Me detuve frente a su puerta, esperando que una de sus secretarias anunciase mi llegada. Según me dijo la primera, una chica muy mona, rubia y ojos verdes, había tenido suerte, pues la próxima reunión del señor Allen se había cancelado.Pero lo que realmente l
(Brad Allen)Ella salió de mi despacho y yo me quedé allí, como un pasmarote, sin saber qué hacer. ¿Qué coño acababa de pasar? ¿Y por qué me moría por detenerla?La puerta se abrió de nuevo y Dana apareció en ella, lujuriosa, con esa sonrisa que me volvía loco. Sonreí, olvidándome de la maldita Christine Winston. Le hice una señal para que se acercase y luego señalé hacia la mesa. Me obedeció en seguida, se bajó las medias, las bragas de lencería fina y se subió la falda, antes de postrarse ante mí, mostrándome su perfecto trasero. Aquello me puso como una moto, justo como siempre.Me abrí la cremallera, y saqué a escena mi duro miembro, me coloqué un condón de los que guardaba en el cofre que hab&ia
(Christine Winston)Debía haberme vuelto loca cómo para haber accedido a acostarme con él. Pero allí estábamos, lanzándonos miradas fugaces, en aquella fiesta improvisada que Sarah propuso, deseando volver a acostarnos. Eso era un error, uno grande, porque él no era el típico tío al que estaba acostumbrada, y sabía que aquello sólo era sexo.Bebí más de la cuenta, intentando matar esas sensaciones que él había despertado dentro de mí. No podía pillarme de un tío así, no cuando sabía que él era un mujeriego, no iba a quedarse conmigo, pero … joder… estaba tan bueno, y se sentía tan bien cuando estaba con él.Ni siquiera me negué a las locuras de Sarah, y terminamos en el club de su t&iac
(Seven White)Estaba feliz, inmensamente feliz, sabía que Ana iba a hablar con ese idiota esa noche, que iba a dejarle claro que lo de ellos había terminado, que aún estaba enamorada de mí. Quizás ese era el empujón definitivo que nuestra relación necesitaba.Dejé el café a la mitad sobre la mesa y leí el periódico en la Tablet, estaba más que interesado en los nuevos libros que la real academia había sacado, justo cuando una notificación apareció en la aplicación de mensajes que tenía conectada con el móvil.Miré hacia ella, despreocupado, estaban hablando por un grupo que llevaba muerto desde hacía años. Era el grupo que usamos una vez para una fiesta de fin de año en un club de tenis. En él estábamos Brad y yo, además de un mont&