Leonardo dejó prestar atención al documento que tenía entre sus manos. Sus pensamientos se dirigieron a Natalia. Ella había estado demasiado tensa los últimos días. Sabía que algo le estaba pasando, pero no tenía de qué y ella no parecía dispuesta a querer compartirlo con él. La noche anterior había estado más tensa de lo usual; sin embargo, siguió fingiendo que todo estaba bien cuando él podía ver con claridad que no era así. Demasiadas posibilidades rondaron por su mente y la mayoría de ellas no le agradaban ni un poco. Decidió que era mejor no hacerse ideas equivocadas, sería mejor esperar que Natalia confiara en él y se lo contara ella misma. Aparte del pequeño misterio que Natalia le estaba ocultando, todo lo demás estaba marchando muy bien. Para alguien que hasta hace poco había pensado en las relaciones estables como un inconveniente, se sentía bastante feliz con lo que tenía con ella. Todavía estaban descubriendo a donde se dirigían, pero cada día sus
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