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Todos los capítulos de ¡Maldito cliché!: Capítulo 21 - Capítulo 30
34 chapters
20. El resto de mi vida
“El matrimonio más corto de la historia”, es lo que dice al abogado con el que he quedado para firmar la demanda de divorcio.  —Eso no es verdad —aseguro enfadada—, debe investigar muy bien la información antes de abrir la boca, en Rusia una chica dejó a su novio una vez que bajó del auto que los llevaba a la fiesta. Nunca más volvió la vista atrás. —Parece que sabe mucho acerca de matrimonios fallidos —murmura como si no quisiera que lo escuchase pero como tengo oído de tísico, por supuesto que lo hago. —Ya deme esos malditos papeles —digo casi arrebatandolos de sus manos. —Le comento, señora Johnson que ésto es un mero trámite, el divorcio se resolverá después de un par de audiencias a las que tiene que acudir con el señor Johnson. Se llaman conciliatorias, justamente porque un experto trata de conciliar para evitar que el matrimonio se disuelva.  —No quiero ninguna maldita audiencia conciliatoria, lo que menos qu
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21. Fiel a la leyenda
Por la mañana acudo al De´Luca, Killen está poniendo el café en los dispensadores porque yo he llegado tarde.—¡Vaya! Pensé que no vendrías hoy —dice a manera de saludo.—Da gracias que logré levantarme de la cama —respondo malhumorada.—No te ves bien últimamente, Arah, ¿quieres contarme qué sucede? He notado que me has estado evadiendo y me gustaría saber por qué. No es que diera por hecho que teníamos una relación, pero pensé que podíamos llegar a ser bastante cercanos. Me gustas para una relación seria, no para pasar el tiempo.—Killen... —susurro. Me siento apenada y no lo oculto. Es verdad, he sido muy cruel con él y si no saco mal las cuentas con la mayoría de gente que ha pasado por mi vida. —Qué pasa, Arah, quizá pueda ayuda
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22. Junta conciliatoria
He luchado con todas mis fuerzas para que la semana no transcurra de prisa pero como todos saben es imposible detener el tiempo.No tengo la mínima intención de acudir a la maldita junta conciliatoria pero misteriosamente los días se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Luca ha estado intentando explicarme que no necesito colgarme "hasta el perico" para ir y es que creo que he abusado un poco con el arreglo. Me he puesto mi único vestido, uno negro bastante ceñido —con el que, por supuesto, apenas puedo caminar— y para cubrirme un kimono con fondo blanco y motivos negros. Luca cree que mi look apesta y me da la opción de ir con unos jeans y una sencilla blusa roja de seda que apenas he usado un par de veces en algún evento importante, luego me extiende el mismo kimono y cuando me lo pongo, constato que él tiene razón, ¿cómo demonios los gays logran tener tanto sentid
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23. Noche de copas
Cuando llego a la cafetería, Luca se acerca a mí para preguntarme como me fue y cómo estoy harta de echarme a llorar como una tonta, le digo que estoy bien pero estoy segura de que me conoce lo suficiente como para saber que estoy mintiendo. Killen toca mi hombro suavemente al pasar como para darme apoyo y les agradezco a ambos. Sé que debo hacer algo, pero no sé qué, el miedo me tiene paralizada. Temo que Ben me rechace ahora que sabe en realidad quien soy. A final de cuentas ha de pensar que no valí ni un céntimo lo que invirtieron para sacarnos adelante.  Me siento una malagradecida. ¿Por qué Ben no lo dijo antes? ¿No nos hubiésemos ahorrado todo este embrollo?Para la noche, Luca y Killen se ponen de acuerdo para llevarme a un sitio lindo a cenar, quieren ayudarme a pasar un buen momento, uno que sea lo suficientemente agradable para ahogar las recientes penas. Por la man
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24. Lo que nunca te dije
Después de dejar a Killen en su casa, me las arreglo para ayudar a Luca a subir las escaleras. Abro la puerta y lo dejo recostado sobre el sofá, ya no me quedan fuerzas para llevarlo a su habitación. Después de eso, me coloco frente a la ventana y observo la ciudad. La luna está llena y luce hermosa, hacía mucho tiempo que no me tomaba el tiempo de observar lo maravillosa que es la naturaleza, estaba sumida en los sucesos banales de la vida. Acaricio mi abdomen y le digo en voz muy quedita a mi futuro hijo que estaremos bien, que será el tiempo quien se encargue de acomodar las cosas en nuestra vida.          Siento muchos deseos de escuchar la voz de Ben y entonces hago algo estúpido, tomo el teléfono fijo de Luca y le marco al celular. Cuelgo inmediatamente porque me arrepiento casi enseguida, pero al segundo siguiente vuelvo a marcar. Muero por escucharlo. ¿Q
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26. Anulación de un solo trago
Finalmente, he logrado asentarme después de meses muy difíciles. Partir de lo que llamamos “hogar” que es el lugar donde pasamos la niñez, adolescencia y la mayor parte de nuestra vida, suena fácil pero no lo es en realidad. No solo abandonas tu rutina diaria, sino a tus amigos, los lugares que amabas o te traían recuerdos e incluso tus sueños... Aquellos que tejiste durante décadas y que aprisionabas en tu mano para que no escaparan de ella. Todo eso ha quedado atrás. Incluso, olvidé mi firme convicción de jamás permitir que un hombre me partiera en dos pedazos, sin embargo, eso es lo que soy ahora, un alma rota que vaga por Roma mientras mi corazón lo hace en la ciudad que me vio nacer.He estado trabajando en un pequeño y humilde restaurante llamado Pinsere, ni siquiera soy la cocinera principal, soy tan solo una ayudante de chef, sí, la que cuece la pasta
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27. El universo conspira
Lay se ha vuelto loca y sigue insistiendo en que debemos ir  a impedir la boda, no he logrado convencerla de que perdió un tornillo y uno de los importantes, precisamente el que sujetaba una parte vital de su cerebro.          Estoy arreglando a Bernard para que vayamos a dar una vuelta por la plaza, le encanta correr detrás de las palomas. Mientras tanto, yo me siento en una banca a mirarlo. Lay y Paulo van a vernos ahí. Honestamente, su ahora esposo, es un tipo maravilloso, el punto medio y exacto que todas soñamos con encontrar. Siempre le da la libertad de hacer lo que quiere y necesita, precisamente porque entre ellos existe una confianza ciega. Además es guapo y estoy segura de que será un excelente padre. Adora a Bern y mientras nosotras nos ponemos al día, él cuida del pequeño, quien le llama cariñosamente “tío”, bueno, s
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28. Encuentros y reencuentros inesperados
  Hay eventos en la vida a los cuales no puedes enfrentarte de manera voluntaria y es quizá por eso que la vida te golpea poniéndolos frente a tus narices, porque quiere y necesita que los encares con valentía ya que huír nunca ha sido solución para nadie aunque sea el deporte favorito de muchos. Así que la vida elige que, mientras esperamos un taxi, Ben y Blue lleguen y se coloquen justo detrás de nosotras en la fila. ¿Qué pasó con su maldita camioneta? En cuanto escucho su voz tan cerca de mi oído, me pongo a temblar e intento llamar la atención de Lay para que me ayude a salir con el mayor decoro posible de esta situación. No puedo volverme porque entonces Ben me vería, necesito caminar despacio, muy despacio, para que él no repare en mí, así que le doy un codazo a mi amiga e intento hacerle señas con la mirada para que voltee discretamente. —¡Qué demonios, Arah! —grita Lay distraída porque estaba checando los precios de los taxis cuándo sintió un dolor inten
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29. Un plan en marcha y una cámara de tortura
Ha sido demasiado fácil conseguir un empleo en el Corporativo Johnson & Johnson. No es un gran trabajo, tan solo soy la encargada de distribuir la correspondencia, así que no necesitaba experiencia. El gerente de Recursos Humanos me contrató en cuanto me vio. Por supuesto que usé mi principal encanto: “hacerle ojitos”, aunque como no soy una profesional en esos menesteres, debe haber pensado que algo estaba mal conmigo y rápidamente se conmovió. Hay que añadir que también acepté un sueldo mínimo por medio tiempo pero no importa porque el otro medio día trabajaré en la cafetería con Luca. Los servicios para empleados de Johnson & Johnson, debo decir, son excelentes. Incluyen comedor a un costo ínfimo comparado con salir a comer en la calle, vales de despensa, ayuda para pasajes —a quienes ganamos el sueldo mínimo— y por supuest
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30. El señor Gray y un intruso a la vista
 Una vez afuera, Ben me hace atravesar todo el pasillo, al final, hay un gran ventanal que abre y que da a las escaleras de emergencia. —Vamos —dice.—Erm… Preferiría quedarme, ¿sabes? Aún no termina mi turno.—¡No me interesa el maldito turno, Arah, yo soy tu jefe!—Sonaste un poco como Darth Vader, ya sabes “yo soy tu padre” —respondo con un tono más grave, después hago una breve pausa—. Mmmmm…¿Mi jefe? Me encanta ese cliché, Ben, ¿crees que después podamos también poner en práctica el del profesor-alumna? —agrego intentando sonar provocativa.—No sé qué demonios está sucediendo contigo, Arah —dice Ben mientras seguimos bajando las escaleras—, ¿qué fue lo que te pasó mientras no estuviste aquí? &iqu
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