James bajó del auto, el estacionamiento subterráneo estaba un poco oscuro, eso no era habitual. Echó una mirada furtiva que le bastó para confirmar que se había un par de lámparas fluorescentes que no estaban encendidas. Miró a su alrededor, no sabía por qué lo hacía, después de todo, no hacía nada malo, solo visitaba a una amiga, ingresó al edificio y mientras subía en el ascensor, hurgó en los bolsillos de su pantalón, no recordaba en dónde había guardado la llave que Jasper le había dado.Sintió las puntas metálicas hincarle las yemas de los dedos y sacó el objeto punzante de su bolsillo izquierdo; un llavero en forma de estrella dorada, era de un metal pesado que lucía avejentado, de él colgaban un par de llaves, una de la oficina de Anya y la otra del departamento en el que ella vivía con Katherina. Cuando estuvo a punto de meterla en el ojo de la cerradura.—Disculpe —escuchó una voz femenina a su espalda —¿qué hace usted aquí? —el tono no era muy amable, se dio media vuelta des
Leer más