Después de dos días dentro de la furgoneta, Josh y yo estábamos tensos. Nos dolían las piernas, de todo el tiempo que llevaban enclaustradas en el pequeño vehículo; pero sobre todo, necesitábamos darnos una buena ducha, ya que el día anterior, habíamos dormido en pleno bosque, tratando de evitar los moteles pequeños, que eran lo único que se divisaba por la carretera.- Josh, creo que estamos cerca del último núcleo urbano que existe antes de adentrarnos en los territorios de las manadas del norte, o al menos, eso he deducido tras media hora examinando el mapa.- Estás en lo cierto, Idris. Esta es la última parada segura, porque podremos confundirnos con los humanos; luego, iniciaremos la parte más peligrosa del recorrido.- ¿Tú ya conoces esta zona, Josh?- Si, como ya te conté, en su momento, fui miembro de una manada, lo
Leer más