23 de agosto de 2015Aún no comprendo por qué sigo creyendo en las palabras de Draven. Desde hace dos meses siempre me pone escusas para todo, solo lo veo cuando tiene que beber sangre.Aiello, Adze y el otro chico suelen venir a hablar conmigo, bueno... Ellos vienen, se sientan en el sofá y hablan entre ellos. Un ruido muy grande se escucha en la parte de arriba, los chicos y yo nos miramos. —¿Tienes un perro? —Negué. —Hay una habitación rara en la planta de arriba del todo, me enteré de eso hace unos meses, cuando me lo dijo Draven, no me atrevo a entrar porque suelta un gas tóxico —ellos se levantaron mirándome ceñudos.—¿Una habitación rara? —Si, era una habitación de un bebé. Subimos las escaleras y vimos las que subían a la habitación. —Subo yo —Aiello comenzó a subir las escaleras.
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