Capítulo doceLa venganza es un plato que se come frío10 de febrero de 2018Aún me costaba creerlo, pero debía seguir adelante. Tenía una misión que cumplir.Sin perder un segundo más, me dirijo hacia el despacho de Alessandro. Los hombres de la familia se encontran reunidos allí, planeando alguna estocada desde las sombras. No pienso quedarme fuera. No esta vez.Dos toques en la puerta son suficientes para anunciar mi llegada. — Oh, Rina. Eres tú, hija —el abuelo se levanta para abrazarme. Luego, nos sentamos juntos en el sofá, ante la atenta mirada de los demás—. ¿Cómo estás?— Bien —doy la misma respuesta de siempre. Llevan días preguntando lo mismo. Observo detenidamente a los presentes en la habitación. El ambiente es tenso. Es evidente su descontento ante mi presencia: saben por qué vengo—. ¿Interrumpo?— Sinceramente —interviene Bruno, algo brusco—, sí. Estamos en medio de algo importante…— Pues, siéntete en libertad de hablar, Bruno —
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