Y tal como lo dijo, ese furtivo encuentro en el sofá solo fue el comienzo. Un incontable número de placenteros asaltos se desarrolló en mi cama. El tiempo se volvió relativo, la realidad se volvió distorsionada, solo eramos él y yo en un apartamento el cual se convirtió en nuestro propio mundo. El placer que sentí a su lado jamás la sentí antes, ni siquiera con Liam, fue totalmente irreal. No fue solo placer sexual que por cierto fue el mejor sexo de mi vida, sino que tambien me sienti realmente bien estando a su lado, bromeando, riendo, hablando de cosa triviales, disfrutando de la compania del otro. Pero en la vida todo la bueno tiene un final, era lunes por la mañana y mi sueño había sido interrumpido por una llamada de Beatrice, al pa
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