-Todos se observaron entre sí, no había mucho que decir, había una gran presión en cada uno de los reyes, no sabían como tomar el hecho de que si alguna de las razas morían con ello llegarían al fin del mundo místico, no había mucho que hacer o decir, era claro que más que un deber o una manera de no quedar como un cobarde para todas las razas, era la supervivencia, no solo de ellos, también de sus seres queridos, de su estirpe y de su raza. La vida no era justa y parecía que no había otra opción, ellos debían luchar, ellos debían hacer todo lo posible por demostrar que nadie podría acabar con ellos, los arcaicos no podían ganar, no podían dejar que los arcaicos cumplieran su prometido, el rey Basil, observo a Orien quien simplemente estaba allí sentado al lado de hermana y entendió lo que ocurría en su interior, comprendió lo que al parecer su madre y padre no habían logrado, pues allí no estaba un simple dragón adolescente, allí había algo más, pero él no era quien para de
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