Capítulo 67: Confesiones.
Alba llegó al piso, en la sala de espera observó a Rodrigo y Diana sentados, la señora tenía la cabeza en el pecho de su esposo y él la abrazaba, ninguno de los dos advirtió de su presencia, hasta que Alex corrió a ellos. —¡Abuelitos! ¿Mi papá se va a morir? —preguntó el niño con lágrimas en los ojos. Diana abrazó al pequeño sin decir nada, solo se puso a llorar. —Buenos días, vine apenas me enteré. ¿Cómo está? —averiguó con la voz entrecortada y la barbilla temblando. —No lo sabemos, llevan horas operándolo, nadie ha salido a informar nada más —respondió el señor Vidal consternado. El rostro de Rodrigo denotaba profunda tristeza, Alba se sentía miserable, al ver a los padres de Santiago sufrir de esa manera. En esos momentos, llegó una muchacha alta de cabello castaño oscuro, ojos verdes, muy parecida a la madre de Santiago caminaba de la mano de un atractivo hombre, más alto que ella, de pi
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