Los rayos del sol filtrándose por la ventana sacaron a Bianca de su profundo sueño. Sin prisa se estiró sobre la cama y abrió los ojos. En definitiva los domingos eran sus días favoritos. No tenía que llegar a ningún lugar y podía descansar sin preocupaciones. Se retiró las sábanas y caminó hasta el baño. Dentro agarró su cepillo y se lo llevó a la boca. El día anterior había sido interesante, aunque no había logrado escalar hasta la cima, sí que había disfrutado pasar el día con sus amigos. Valentino lo había sorprendido con sus habilidades. Entonces, como si se tratara de una bombilla, un recuerdo se apareció en su mente. Valentino en su cama y ella pidiéndole que se quedara. En el espejo pudo ver como sus ojos se abrían más y su rostro se volvía rojo. Salió a su recamara sin molestarse en acomodar el cepillo en su lugar. Necesitaba confirmar si lo que estaba recordando era cierto. Miró la cama aun desordenada, no le dio ningún indicio de si
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