Capítulo 11Hay discusiones que se terminan una vez las palabras han cesado y luego están las que el enfado perdura después de estas. Pueden ser minutos, horas, días e incluso años. A lo largo de mi vida me he visto involucrada en muchas discusiones – normalmente insignificante, un simple intercambio de opiniones –, al menos sin contar las de mi madre. Todas ellas no han durado mucho, sobre todo si la otra persona implicada era Sheila o mi padre. Con él duraban como mucho un par de horas, hasta que alguno de los dos se disculpaba o simplemente nos sentábamos en el sofá a ver una película, sin mediar palabra, hasta que el enfado se esfumaba.Por otra parte, con Sheila me han durado noches enteras, pero nunca más de un día. Siempre nos comportábamos como si no hubiese ocurrido nada una vez nos veíamos en el instituto – a no ser que el tema fuera importante, que en ese caso teníamos una conversación en Oasis –. Sin embargo, con mi madre la cosa era más
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