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Todos los capítulos de Tu mirada en mis recuerdos: Capítulo 51 - Capítulo 60
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"Un beso y un recuerdo"
“Un beso y un recuerdo” Missie se levantó muy temprano y con todos los aprendices y su padre salieron a su paseo mañanero. Dereck aún en su aprendizaje con Lois Vincens.Al regresar se encontraron todos en el laboratorio, Missie se estaba en su oficina cuando se asomó Andrea por el vidrio de la puerta. Missie sonriente le dejó pasar.–Buenos días, Missie aquí estoy. Si no es muy tarde, quisiera regresar al proyecto. Creo que es momento de que me dedique a lo que vine aquí. –Eso es Andrea. Gracias por regresar. Siento que ahora el equipo vuelve a ser el mismo, el mejor de la universidad de Toronto. Sin ti no es igual. De verás. Bienvenida de nuevo.Se fue con ella hasta el laboratorio.–Muchachos Andrea está de vuelta y hoy tiene muchas ganas de trabajar. Espero que todos le colaboren, porque en estos días que no vino
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¡Siempre has sido tú!
¡Siempre has sido tú!Missie corrió a la ducha y luego se vistió apresurada. Se miró al espejo y sonrió feliz. Estaba hermosa, la felicidad le hacía lucir radiante. Bajó corriendo las escaleras y se fue directo a la cocina. –Mamá Tulia ¿ha visto a Juanne? – preguntó enseguida.–No señorita, él todavía no ha pasado por aquí por la cocina –le dijo la mujer sin voltearse –. ¿Necesita algo?–No, gracias. Solo que quiero hablar con él.La señora Eva venía entrando en ese momento.–Eva, ¿has visto a Juanne por ahí afuera? –le pregunto presurosa.–El joven Juanne está reunido con unos rancheros en el estudio. También están el joven Dereck y la señorita Andrea, yo misma los fui a buscar a solicitud de él.
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¡Por ti y para tí!
¡Por ti y para tí!Missie llegó a la mesa donde Dereck jugaba a los naipes con Lorain y Nahomy, bromeaban y reían. Missie se sentó a conversar con ellos.–Buenas tardes –saludó Becker.–Buenas tardes –Missie contestó, pero hizo un movimiento para levantarse. –¿Por qué se va señorita Vincents? ¿Tanto le desagrado? –preguntó Becker–No, de ninguna manera–le dijo Missie.–Es que he notado que siempre que me acercó a usted, me evade, como si mi presencia le incomodara.–No piense eso, señor Becker. Es que yo soy así –dijo tajante.Dereck se percató de la conversación tan insistente del ranchero.–¿Pasa algo Missie? –No, sólo que el señor Becker me estaba saludando –aseveró Missie.El ranchero se retiro con visible molestia ante el gesto de Missie.–¡No termina de gustarme ese hombre! –dijo Missie.–Debes controlarte Missie, tienes ojos de asesino en serie… Tú no eres así, a
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Capítulo 52
¡Siempre has sido tú!Missie corrió a la ducha y luego se vistió apresurada. Se miró al espejo y sonrió feliz. Estaba hermosa, la felicidad le hacía lucir radiante. Bajó corriendo las escaleras y se fue directo a la cocina. –Mamá Tulia ¿ha visto a Juanne? – preguntó enseguida.–No señorita, él todavía no ha pasado por aquí por la cocina –le dijo la mujer sin voltearse –. ¿Necesita algo?–No, gracias. Solo que quiero hablar con él.La señora Eva venía entrando en ese momento.–Eva, ¿has visto a Juanne por ahí afuera? –le pregunto presurosa.–El joven Juanne está reunido con unos rancheros en el estudio. También están el joven Dereck y la señorita Andrea, yo misma los fui a buscar a solicitud de él. ¿Quiere que la lleve con ellos?–¡Sí! – respondió, pero enseguida se arrepintió –. No. Está bien así Eva, mejor espero aquí, creo que si me hubiese necesitado me habría mandado a buscar a mi también.Con un poco de dece
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¡ Regreso a Toronto !
¡Regreso a Toronto!Pasaron varios días de pruebas en el laboratorio, por fin los avances de las perforaciones comenzaron a dar buenos resultados. Missie decidió ir a entregar las primeras muestras y avances en la universidad. Angeline y Nahomy también viajaron para visitar a sus familiares. Andrea y Dereck decidieron quedarse en el rancho. El profesor Alfred, fue a Inglaterra también a pasar unos días con sus padres. Lois Vincents, Delay y Juanne se fueron con Nahomy y Missie al aeropuerto, ellos se iban a Luisiana. Es mañana en el aeropuerto, cuando ya cada uno se dirigía a tomar su vuelo, Lois Vincents se despidió de su hija con un beso en la frente y se alejó. Missie se quedó esperando a que Juanne le diera un hasta pronto. Pero el sólo dio la vuelta y se marchó. Missie se quedó muy triste. Sabía que él estaba incómodo porque ella se iba directo a Toronto, sin embargo le sentó muy mal el hecho de que ni
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¡¿Podemos seguir donde nos quedamos?!
¡¿Podemos seguir donde nos quedamos?!–¿Puedes ver esto? –Y la acercó a la nevera. Había una nota en letras grandes con fecha de ese día. En ella decía:Tuve que salir a Italia esta mañana. Regreso en tres días.Tu mamá. Besos ¡¡¡¡quiero verte!!!!!Con pasos sigilosos fue hasta ella, cerca, muy cerca le tomó el rostro y se unieron en un beso apasionado, bajó lentamente sus manos y ella cerró los ojos. Juanne le beso hasta las orejas, allí se detuvo y le susurro al oído:–¿Ya viste lo que te dejó tu mamá allí? –Missie se sonrió tímida.–No dejó nada allí, sólo escribió para que no me preocupe, sólo que yo no había entrado en la cocina.–¡Pero yo sí! Además ella quiso decir en la nota, que tienes permiso para que yo esté aquí, contigo.–¡Juanne eres un tramposo sin remedios! ¡No tienes cura!… –le hablaba ella entrecortada, casi imperceptible su voz. Temblaba de emoción. Temblaba de deseo.–Entonces, tú crees que podemos
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¡Soy tu visita de medianoche!
¡Soy tu visita de medianoche!–Buenas tardes Missie. ¿Cómo estuvo tu viaje?Missie se detuvo en la puerta de la cocina, Juanne venía apresurado y detrás venía Becker Tory, quien le echó una ojeada en la totalidad de su cuerpo.Missie sólo atinó a decir –: Buenas tardes. ¿Cómo estás Juanne? A pesar del dolor que le significaba ese trato tan impersonal de Juanne, ella estaba sobrecogida por lo de su caballo Nieva. Así que con tristeza se acercó lentamente y le preguntó:–¿Saben algo de Nieve?Juanne se volvió a ella, sintió un agudo dolor en su pecho al verla a los ojos y notar lo triste que se encontraba, quizo abrazarla en ese momento, epro sólo trago salía y contestó sin mostrar sentimiento alguno por ello.–Se está tras la pista de todos los sementales que se llevaron así como las reses, no fuimos los únicos que robaron, hay varios ranchos afectados, entre ellos está el rancho de Becker.Misse se volvió y el ranchero
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¡No puedo perdonarte!
¡No puedo perdonarte! Missie volvió a acostarse, se abrigo y cuando se posaba sobre su almohada, un alguien se metió en su cama y la tomó por la espalda, le pasó sus brazos por el cuello y le tapó su boca contra su mano grande y fuerte. Missie sintió pánico ante aquella persona fuerte y alta que le apretaba contra su cuerpo. Tembló de miedo y estaba a punto de desmayo, se armó de valor y forcejeó tratando de soltarse, sin lograr nada por lo fuerte de aquél abrazo, entonces ese alguien la volteó hasta tenerla mirando al tecno y se posó sobre su cuerpo. Missie se quedó sorprendida ante la mirada oscura y llena de luz de Juanne Martins.–¡Siiip! No vayas a gritar –le dijo en un susurro y sonriéndole completó la frase –. ¡Soy tu visita de medianoche!Missie, se revolcó entre sus brazos, con ira y fur
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¡Hermosa e inteligente es igual a explosiva y peligrosa!
¡Hermosa e inteligente es igual a explosiva y peligrosa!Juanne  recibió la llamada antes de entrar al estudio, le anunciaron que había un representante gubernamental que estaba preguntando por la señorita Missie Vincents. Él lo dejó pasar, era normal que la solicitaran por lo del informe para la documentación requerida en Toronto. Eso fue por lo que ella  regresó a Texas. Cuando bajaba a recibir al ente gubernamental, Missie iba saliendo y fue bastante sorpresivo el hecho de que era el mismísimo alcalde de la región quien estaba allí en el rancho, pero más sorprendente fue que ni siquiera se acercó a saludarle como propietario del rancho, sino que estaba allí para llevarse a Missie.  Juanne quedó echando chispas de rabia al verla subirse a aquél auto.Missie se alejó sin siquiera voltear a verlos y Juanne se quedó mirando cómo se alejaba aquél auto, llevándose consigo a la mujer que amaba.Becker se giró y vio que Juanne no pudo disimular su molestia,
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¡La patrona!
 ¡ La Patrona! Juanne la levantó y la llevó cargada hasta su habitación detrás de la biblioteca de su despacho. La posó en la cama. Missie se resistió un poco, pero no pudo ante la fuerza del muchacho. Ella trató de evadirse por el lado contario, pero él la asió por la cintura y la atrajo hacía sí y le dijo muy bajito:–Sólo quédate a mi lado esta noche Missie, por favor –Y cayó sobre su almohada, durmiéndose de inmediato. Pero se mantuvo sujetándola en un abrazo que ella no pudo zafarse. Se volvió un poco él estaba totalmente dormido, sus facciones estaban aun endurecidas y su mandíbula apretada. Pasó la mano por su rostro en una conmovida caricia, mientras en voz baja le decía:–Te exiges demasiado Juanne Martins, mírate ojeroso, molesto, ¡vas a envejecer pronto si sigues así! Te ves cansado, mi Juanne –él fue soltando de a poco la expresión de su rostro. De forma incómoda por lo apretado de su abrazo, llegó a la he
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