Yanzatza- Ecuador. El canto de las aves y los rayos del sol que ingresaban por las ventanas del departamento provocaron que Paloma removiera su cuerpo que yacía sobre el de Diego. Los dos se quedaron dormidos, después de la romántica velada de la noche anterior: risas, charlas, besos, caricias, bromas, música, baile fueron sus compañeros de velada. La joven levantó su rostro para apreciar el de Diego, que aún permanecía dormido, su semblante reflejaba absoluta paz, ella suspiró al pasar la yema de sus dedos por el nacimiento de la barba de él, su corazón empezó a palpitar de alegría, no era un sueño, todo era real. Diego abrió sus ojos despacio, sintió sobre él, el cálido calor del cuerpo de su novia, sonrió cuando su mirada se cruzó con la de Paloma. —Buenos días —saludó, le tomó del rostro para besarla, la joven pasó sus manos acariciando la tez de Diego correspondiendo a esa caricia, mient
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