El corazón de Diego, entristeció, pero no podía juzgarla sin antes escuchar a Paloma, debía existir una explicación lógica para lo que estaba pasando y sí ella confesaba que amaba a Iván, entonces el tiempo de decirle adiós había llegado. Olivia, con lágrimas en los ojos, y el corazón hecho añicos salió descontrolada del departamento, Diego, fue tras de ella. —Olivia, por favor espera —suplicó, él no podía correr detrás de la joven. —¿Qué quiere doctor? —cuestionó girando hacía él—. No se da cuenta de que nosotros salimos sobrando... yo no lo quería creer —pronunció llevándose ambas manos al rostro—. Ayer Iván, tenía impregnado el perfume de Paloma en su ropa, me mintió diciendo que iba a una reunión importante y no era así. Diego también recordó la extraña conducta de su novia, pero no podía dudar. El amor de ella siempre le pareció sincero, sabía que su mujer sería incapaz de engañarlo como
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