El viaje de regreso a Norteamérica fue largo y no solo porque les tomó casi diecinueve horas de vuelo. Fred estaba sentado en su cabina privada de primera clase, contemplando la televisión sin prestarle atención en realidad.Jessica estaba en la cabina de al lado, solo debía inclinarse hacia adelante y podría verla sin problema, sentada en su silla.Durante la escala en Londres no se hablaron, el trayecto fue en silencio y sin reproches. Frederick no paraba de rememorar lo sucedido durante la noche; cada vez que el impacto del recuerdo del cuerpo desnudo de ella lo golpeaba, él se llenaba de júbilo y le faltaba el aire. Solo para recaer en la agónica tristeza que lo embargaba.Hicieron el amor una vez más, después de la declaración de amor que se hicieron, incluso cuando él le prohibió retribuírsela, el fuego seguía vivo y los cuerpos reaccionaron. El
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