Una caverna. Me sentía ahí, a oscuras y sin cerillos. Con madera mojada, piedras lisas,mucho calor, sofocante calor, mis orejas estaban calientes, eso podía sentirlo en la caverna. Estaba solo, con las piernas entumecidas,entonces sentí frío, angustia y mucha pena por los hombres de las cavernas. Esos que corrían buscando abrigo, refugio, techo, y sólo encontraban la soledad en sitios tan inhóspitos, tan oscuros, tan solitarios, tan húmedos que pasaban del calor al frío, tan tenebrosos como la soledad eterna, sin pareja, sin la protección del abrazo, con enemigos afuera esperando sólo que saliera para devorarlo o simplemente matarlo y dejarlo ahí, desaparecerlo sin dejar rastro de él sobre la tierra, en la historia, en la vida.Si sentía mis orejas mis orejas tan calientes sentía entonces el fuego que ella había encendido, esa luz cálida que me hab&iac
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