Me atacaban los nervios. Drew no me había llamado como había prometido y yo esperaba aún con las mismas ansías de volverlo a ver. Cinco de la mañana, sin su llamada, ¿me convertía en una loca que cantaba canciones inexistentes?Aquella madrugada, del bello domingo que me esperaba por delante, mi corazón se convirtió en una pasa de uva sin el amor de Drew. Por otra parte, miles de cosas que pasaban entre nosotros comenzaba a acalorar mis más sentidos inocentes. Ya no tan inocentes. Pero de alguna forma u otra, me gustaba como Drew me tocaba. Como besaba, como me hacía suya sin ni siquiera tocarme; me gustaba Drew, de eso estaba seguro. Pero, ¿cómo saber toda la verdad, si sigo persiguiendo la misma novela juvenil cliché y tan empalagosa? Dando por cierto, y por haber sido convencida por Lou de leer Beatiful Disaster, yo estaba siendo Abby.Drew me llamaba, era como aquella
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