El chofer de la limusina bajó a abrirnos la puerta, para que David y yo nos pudiéramos subir a la limusina, yo me sentía como si estuviera viviendo un sueño de una película de Hollywood o algo así, David me tomó de la mano y cómo si me leyera los pensamientos, me susurró al oído:- Itziar, ésta noche es sólo de los dos, no quiero que nada de lo que pase hoy lo olvides, ni tampoco olvides, lo mucho que te quiero.- David, esto es maravilloso mi amor, nunca podría olvidarlo – le dije muy emocionada, mientras lo tomaba más fuerte de la mano.- ¿Gusta usted una copa de vino, princesa preciosa? – me preguntó David, con una sexy sonrisa.- Claro que sí, mi guapísimo príncipe.David, destapó la botella de vino espumoso, que despedía un olor exquisito y la sirvió en dos copas, me dio una de ellas y brindamos por nosotros, mientras seguíamos el camino a nuestro destino. Pasaron minutos más tarde y la limusina, se detuvo. El chofer, bajó a abrirnos la puerta para baja
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