CAPÍTULO CUARENTA Y DOS Salí de casa y me guíe gracias a Internet, hasta el punto exacto donde iba a reunirme con Jasper. Era una noche fría, como de costumbre, la temperatura no era nada diferente a lo que estaba acostumbrada en una noche de invierno, pero algo sí se sentía diferente. Quizá era esa pequeña sensación de incertidumbre, de inseguridad, la que me hacía caminar como si nunca antes lo hubiera hecho. Mis pasos eran firmes y decididos, mi mente sabía que eso sólo era una falsa apariencia de seguridad, ya que mis pensamientos, se alejaban de una actitud confiada y segura. La carretera comenzó, una línea color blanco se volvió infinita a medida de que mis pasos avanzaban hasta el destino, el kilómetro seis.Llegué, y me detuve de espaldas al bosque, con una porción de carretera frente a
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