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Todos los capítulos de GARRAS DE HIELO - La profecía.: Capítulo 31 - Capítulo 40
51 chapters
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NICHOLAS —¡Davina! —grito desesperado mientras corro hacia ella, está tirada en el piso, saco la espada que atraviesa su corazón que cada vez late más lento. Gruesas lágrimas me ruedan por las mejillas, no siento nada más que terror. Todo es dolor, todo es negro. Siento como se me encoge el corazón, se me revuelve el estómago y se me aprieta el pecho. No puedo respirar. Solo abrazo el cuerpo de Davina mientras grito y lloro. —Ha-hablaron. —Me dice ella, abriendo sus preciosos ojos—. Los me-mellizos hablaron y me-me dijeron mamá —dice con su hermosa sonrisa. Es verdad, es la primera vez en meses que hablan y le dijeron mamá. —Ayulala. —Escu
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DAVINAAbro los ojos y los vuelvo a cerrar rápidamente. Siento que el brazo me duele, cuando miro tengo una aguja clavada en este, me doy cuenta que me inyectaron un suero. Ni siquiera reconozco el lugar donde estoy. Todo es blanco y reluce, estoy enchufada a varias máquinas que hacen sonidos extraños.Una mata de pelo dorado duerme en una silla al lado de mi cama y me abraza las piernas con fuerza, como si no quisiera que me escape. Estiro la mano y siento todos mis músculos agarrotados, ¿hace cuánto tiempo estoy así? Estiro un poco más hasta llegar a ese suave cabello y le hago mimos. Argo se remueve sin soltarme, abre un poco los ojos, me sonríe y vuelve a cerrarlos. De repente veo como vuelve a abrirlos rápidamente y se tira encima de m&i
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NICHOLASSoy padre. Soy papá. Los dos cachorros más lindos que vi en mi vida me dicen papá y a mi novia le dicen mamá. Ni siquiera tuve sexo con ella y ya somos padres, esto es fantástico.Cuando Ellie me dijo 'papi' con toda su voz femenina e infantil sentí que se me congelaba la sangre. Era como si nada me corriera por el cuerpo. Fue lo más lindo que escuché alguna vez pero no quita que esté cagado de miedo.—¿Cuánto tiempo más va a estar así? —pregunta Harry.Estoy con los monos en mi despacho, sé que hablan y me llaman pero yo no reacciono. Solo puedo mirar un punto fijo en el techo y ahogarme en
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DAVINA Tomo sus mejillas entre mis manos y lo acerco más a mí, jadea cuando de improviso mordisqueo su labio inferior. Aprovecho para meter mi lengua en su boca y que se encuentre con la suya en esa danza que tanto adoro.Hace un poco de presión y dándonos vuelta quedo debajo de él. Se escucha un trueno que me hace estremecer y las luces de toda la casa se apagan iluminándonos simplemente con la luz de la chimenea. —Mierda —murmura él, mirando por todos lados. —Justo hoy se te tenía que ocurrir venir a la cabaña del lago. Él se ríe y niega con la cabeza. Me mira y vuelve a atacar mis labios, este beso ya no es tierno y dulce; es fogoso, pasional, necesitado. Él necesita este beso. Está diciéndose que e
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NICHOLAS —¿Terminaron? —Y una m****a terminamos, ni siquiera empezamos. No nos estás contando jodidamente nada. —Ruedo los ojos y vuelvo a concentrarme en la computadora mientras tomo un vaso de whisky. —¿No tienen nada mejor que hacer? Ustedes tres, bendita Protección de la Manada, ¿no hay nada para proteger? ¿Noah, no tenes alguna reunión de Betas a la que asistir? —Todos me miran con el ceño fruncido mientras me acorralan. —¡Por la Diosa! Siempre nos contamos todo. Habla, por favor. —Ellos quieren saberlo porque son unas chismosas. Yo no quiero detalles, quiero saber que se sintió la mordida. Soy tu Beta, tenes que contarme.

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DAVINA —Tus padres me odian. —Claro que no. ¿Quién podría odiarte, bonita? —Deja de querer halagarme y salí de ahí, estoy mal. —Lo siento reírse en mi cuello mientras deja besos en su marca que me hacen temblar. —No te odian, te lo prometo. —Gimo cuando pasa la lengua por mi marca—. Ay, ese sonido. Cuanto lo amo. —¡Basta! Estamos en tu despacho, Nicholas. Pórtate bien. ¿Y cómo no van a odiarme? Te dije perro pulgoso. —Como me pone que digas mi nombre entero, por favor. —¡Nicholas! Te estoy hablando en serio y ya tuvimos la conversación de que a vos
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NICHOLAS —¿Hablaron con la manada Luna del Sur? —Les pregunto mientras caminamos por la manada—. ¿Por qué llamaban? —Querían hablar con Killian, con Harry y conmigo. Nada importante, tácticas de pelea, nuestros entrenamientos. Ellos tienen guerreros pero nada organizado como La Orden de Protección, entonces querían saber cómo nos manejamos para crear una en su manada. —Asiento hacia Scott. —Voy a buscar a... Básicamente, toda mi familia, a la casa de mis padres. ¿Vienen? —Todos asienten y seguimos caminando entre bromas y risas. Llegamos a la casa de mis padres y mi madre con una Ellie en brazos nos abre la puerta. —Hola, papi. Hola, nonos.Leer más
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DAVINA Después de pasar nuestra súper tarde de hermanos con Argo, Bella me dijo de hacer pijamada porque quería hablar conmigo. —Es Nick, y estoy segura que no viene a hablar conmigo. —Me dice cuando escuchamos que alguien toca la puerta. Me levanto y ella está en lo correcto, es él. Mira un punto fijo en el piso, se le nota cansado y aunque no pueda verlo bien, sé que tiene una mirada triste. —Hola, bonita —susurra todavía sin mirarme—. ¿Venís a dormir conmigo?  —No. —Veo cómo se le tensan los hombros—. Es que Bella me pidió que hagamos pijamada, quería hablar conmigo. —Es verdad, hermanito. Yo
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NICHOLAS Me tiro en la cama agotado. La noche de ayer no dormí mucho, me quede haciéndole mimos a Davina hasta que se quedó dormida, y mucho tiempo más. M****a que no puedo dejar que esto vuelva a pasar, no puedo dejar que mujeres de mi pasado la lastimen así y la hagan sentir tan inferior. No puedo volver a verla llorar diciendo que no quiere separarse de mí. Sentí el dolor que ella sentía y realmente le dolía. No es la primera vez que la veo llorar, pero nunca la había visto llorar por mí y sentí como si me sacaran el corazón del pecho y lo estrujaran. No puede volver a pasar. No puede. Por suerte cuando se despertó estaba mucho mejor y nuestros problemas solucionados, o por lo menos por ahora. Desayunamos junto a los cachorros y mi familia. Por suerte los monos no volvieron a sacar el tema, pero se dieron cuenta que entre la bonita y
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DAVINA —¿Y los cachorros? —Me pregunta Noah sentándose al lado mío en el jardín. —Durmiendo la siesta como los buenos bebés que son. —Le muestro el aparato que me deja ver que están haciendo en su habitación, los muestra a cada uno dormido en su camita. —Tenemos que hablar, Dav. —Lo miro a los ojos y veo un atisbo de preocupación. Asiento con la cabeza y cuando nos levantamos me cuelgo de su espalda para que me lleve a caballito. Entramos en el salón y veo que están todos. Nick, sus padres y hermanos, los monos, mi hermano. Todos están sentados en los sillones y me miran fijo. Me bajo de la espalda de Noah y nos sentamos los dos. —Davina...

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