(…)Diecinueve horas después… ¡Ah…! Qué cansancio, pero la venganza me da cada vez más fuerza. Estamos llegando al bar del imbécil, ¡no sabe lo que le espera! Rafael trajo a su gente, mientras que yo traje a Caramelo, Taladro y unos cuantos hombres.Froto mis manos al sentir el frío recorrer por todo mi cuerpo, el invierno esta como el diablo mismo, y eso que ando muy abrigado.—A lo que venimos —Rafael exclamó frotándose ambas manos.En un dos por tres avanzamos, nos esparcimos y cada grupo va a hacer lo suyo. Rafael, Caramelo y yo nos adentramos al putero, mis pasos avanzan y mi mirada está como GPS. Resuenan todas las paredes de la música electrónica, la
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