—¿Quieres salir? —siento unos brazos fuertes rodeando mi cintura—, no quiero tenerte prisionera.Mi esposo me sorprende admirando lo que se ve tras esta ventana, suspiro al ver a las personas caminar con emoción y no se diga de los niños que saltan por su pequeño juguete que llevan en sus manos.Estamos casi a unos días de abrazar el mes de diciembre y eso me dice; luces, árbol, regalos, familia, unión y mucha alegría. Sé que no la pasaré con mis padres, pero si la pasaré con mi esposo y con mi nueva familia.—No amor, lo único que pasa es que no pude evitar quedarme ida ante esta hermosa ciudad —suspiro—, no sería mala idea que ambos nos quedáramos a vivir aquí, cambiar de lug
Leer más