Dmitriy.
Solo unos minutos dejó sola a mi esposa y justamente ese momento me llego a enterar de que ella tiene un problema que ni ella y yo sabíamos, y eso no es nada, ya que Mark me dice que la doctora que está atendiendo a mi mujer le urge que mi esposa vaya a la clínica.
Mi padre me dice que me calme y automáticamente deduje que él sabía todo, ¿cómo es posible que me dejen fuera de todo?
¡Larisa es mi esposa!
Salgo del despacho como todos los demonios encima, mi padre le dice a Eduard que me siga y que no permita que cometa una locura, pero mi padre está equivocado, puesto que Eduard trabaja para mí y no para él.
Le exijo a la estúpida doctora
***Una hora después de hablar con la doctora de mi salud y parte de su vida; ella es soltera y dice que sus padres viven en otro estado, y que este año le tocaba a ellos visitarla, pero que no pudieron porque su hermana dio a luz, y en eso ella no puede hacer nada.Como soy toda una preguntona le dije que por qué ella eligió vivir lejos de su familia, y con mucha sinceridad y nostalgia me contestó que esta ciudad es su hogar y que un día lejano estuvo casada y la persona que fue su esposo falleció en un accidente, y que por eso ella no abandona esta ciudad porque dice que cada rincón de esta ciudad le recuerda lo maravilloso que fue su matrimonio.¿Cómo es posible que esté soltera? ¡Es una mujer bella! (...)Minutos después de estar fuera de casa y también de que ambos nos declaráramos amor eterno, es cuando decidimos entrar a casa y no quedarnos mucho tiempo porque enfermaríamos, y lo único que queremos es enfermarnos porque de mi parte ya estoy aburrida tengo una psicosis con las agujas.Nos quedamos quietos al ver como Mark, Alexia, mi suegro, Eduard y la señora Clarisa, están emocionados abriendo los regalos. Daría todo lo que tengo por tomar un video de lo hermosa que es mi familia.“Mi familia”, que bonito se escucha.—Amor, si quieres nos podemos esfumar de aquí y te puedo asegurar que nadie se dará cuenta de lo que ambos estamos viendo en este momento —sus palabras sonCapítulo 34
—No quiero que me regañes y mejor vamos a un lugar más privado y me cuentas lo que me tienes que decir.Salgo de la cocina y mi esposo viene detrás de mí diciéndome lo que no puedo hacer, ya que la doctora dijo que tendría que tener una dieta balanceada, mientras camino le digo que no dejaré a un lado los antojos por lo que la doctora dijo.—No puedes hacer eso amor—suplica.No quiero ir a la habitación porque me desespera saber que es lo que me tiene que decir por eso me dirijo a la biblioteca. ¡Claro que me emociona verlo!, pero ahora me interesa saber lo que a mí me gustaría oír.—Me emociona que estés amor, pero tengo mucha curiosidad en lo que me tienes
(...)Siete meses después de despedir el año viejo y ahora me encuentro en la situación de disfrutar el Baby Shower de mi bebé; es obvio que ahí se dirá el sexo del bebé, ya que todos los estamos esperando con muchas ansias.A todos nos emociona la llegada del bebé y del amor que tenemos para darle. Suelto un fuerte suspiro al recordar que hoy en día mi vida es como lo soñé, pero para poder estar donde estoy tuve que pasar una serie de pruebas de las que hoy siento un escalofrío porque todo el peligro que pase es para no estar aquí, pero la misericordia de Dios y el amor que ambos tenemos es aún más fuerte para enfrentar cualquier obstáculo.Durante estos siete meses he estado viajando a cada país q
A lo lejos de algún lugar se avecina un ser radiante, un caballero de porte impecable y majestuoso, acompañado por una estela de poder y elegancia, con un toque sublime de frialdad. Dejando huellas de magma en su andar. En un parpadeo se hace existente su talón de Aquiles, una chica que apaga de golpe a un alfa. «Larisa, calma de mis tormentas y tempestades».—Eres mi gran debilidad, eres la nena de los ojos apaciguante —susurro.—Sí —alza su mirada. Y sus manos cálidas y confortable, provoca un choque térmico al roce de las mías, ¿Qué pasa? Me distrae de la vil realidad, y a sí mismo dejándome derretido por su aroma y su trato, atrapándome en un encanto difícil de rechazar.
Dmitriy Vólkov.—Jefe… —exclama. Quito la mirada de mi MacBook para penetrarla a mi escolta personal.—¿Qué pasa? —espeto sin ningún gesto de emoción en mi rostro.—Oliver, está cerca —señala.Estamos pasando por el puente del palacio y observo la dirección en la que Eduard me señala.—¡DETENTE! —ordeno. Sin repetirlo se detiene, Eduard se comunica con los demás escoltas que están delante y detrás de nosotros. Con solo la mirada le digo mil palabras, no me gusta gastar mi tiempo en palabras vanas, por lo tanto tengo mi personal autosuficiente para comprender lo que es bueno o malo para m
Dmitriy.Eduard hizo acto de presencia en un mal momento, mi cambio de humor da un giro radicalmente y ahora lo único que quiero es que todo el maldito mundo desaparezca.¡Maldita sea! No me pueden dejar un bendito minuto con la persona que tanto anhelaba encontrar, pero nadie en este puto lugar me deja solo.Me enfurezco al escuchar que Denis Bogdánov. ¿Cómo se atreve a poner un maldito pie en mi terreno? En mi bendito santuario sagrado. Tengo que salir inmediatamente de aquí, el aura que emano no es amigable que se diga, y lo mejor seria que de la vuelta, antes que haga o diga algo que me perjudicará. Ahora es tiempo de desquitarme con el que siempre debió pagar toda la mierda que he estado viviendo durante años.—Me
Larisa¡No puede ser!Será posible que Dmitriy piense que mi amigo gay sea algo más que una simple amistad. Aunque es demasiado entendible porque mi amigo Mark no lo aparenta en físico, pero deja que hable más de un minuto y notarás la diferencia.Mark se detiene cuando se percata de la presencia de Dmitriy. Pobre, su cara es todo un poema.—Es mi amigo —habló entre dientes.—¿Quién eres tú? —Mark pregunta sin ningún tapujo.—Su novio —declara—¿Y tú?Cierro mis ojos de golpe y lo único que pido es que la le