SophieMe apresuro a llegar a mi escritorio y veo que he llegado solo diez minutos tarde, por lo que puedo respirar nuevamente.—¿Se te pegaron las sabanas corazón? –Pregunta José Miguel en cuanto me acomodo en mi lugar.—Algo por el estilo. —Respondo sin darle más detalles.—¿Sabes? Siempre te veo muy sonriente de unos meses para acá, al principio como que estabas un poco decaída y hasta cierto punto tus ojos tenían un poco de tristeza, en cambio ahora tus ojos tienen un brillo especial, anda ya dime, ¿de quién estas enamorada?—No estoy enamorada, ¿de quién si solo salgo con ustedes? —Respondo de inmediato.—Pues no lo sé, tu dime. ¡Oh, por Dios! Si quito de la contienda a Ramón, Ulises y Alan, ya sabes son papas casadas, solo quedo yo, ¿no me digas que te enamoraste de mí? Es
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