—Corazón, ¿por favor dime que es mentira? —Inquiere José Miguel en cuanto dejo mis cosas en mi escritorio.

—No es ninguna mentira, en todos estos días Lucas no me ha llamado, por lo que supongo debe estarse divirtiendo con su amante.

—¿Qué piensas hacer?

—Ya pedí el divorcio y dado que aún está vigente ese acuerdo, tengo todo a mi favor para que me lo dé cuanto antes.

—Es lo justo, también debería de darte una indemnización por el daño que te hizo con su engaño.

—No quiero nada de eso, no me interesa, por favor quiero trabajar, necesito despejarme.

Por el resto del día José Miguel no insiste con el tema de mi divorcio cosa que en verdad le agradezco, cuando al fin voy rumbo a la casa de Lucas, se comunica conmigo el abogado.

—¡Buenas noches, señora! Disculpe