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Todos los capítulos de Eres verano, Verona: Capítulo 111 - Capítulo 113
113 chapters
Capítulo 109
Estaba llorando de nuevo, dios, mis emociones eran un desastre, se suponía que debía intentar estar bien para mi bebé, pero no podía dejar de llorar. Me acurruqué en las cobijas de Tomas, quise verlo dormir, a veces eso me tranquilizaba, pero él estaba despierto, mirándome con preocupación.—¿Por qué lloras?Solté en aire en un quejido tembloroso.—Tengo miedo —admití.Tomó mi mano entre las suyas y la besó.—Nada malo va a ocurrirte —dijo—. Tampoco a nuestra bebé.—Nunca planeé esto, no estaba preparada para…quedarme aquí —expresé—. Ni siquiera sé si es lo mejor para ti.Nunca había querido presionar a Tomas o ahogarlo con mi presencia, pero ahora estaba obligada. Después de mi alteración de hace unos días, me hab&i
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Capítulo 110
Todo había pasado tan rápido, las contracciones, el miedo, la desesperación de todos. Tomas casi se había desmayado de la angustia al escucharme tener las primeras contracciones, los guardias entraron con las armas desenfundadas pensando que alguien había logrado entrar, pero al verme sus rostros se pusieron pálidos y corrieron fuera de la habitación para avisar a mi familia, quienes habían llegado en espera del parto. Cuando las contracciones volvieron Tomas se puso en marcha repitiéndose todo lo que tenía que hacer, antes había escrito una lista para no olvidar nada, se la memorizó.Con todo ese remolino de emociones, estuvimos listos en cuatro minutos, algo que puso nervioso a Tomas porque según él, teníamos que estar listos a los tres, claro que el bebé tampoco estaba cumpliendo y decidió querer salir antes de la fecha establecida. Para ese día ten
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Epílogo
Tomas.Angelina me reprendía, decía: «Papi, así no». Soltaba bufidos exasperados y me arrebataba su juguete. Era testaruda como su madre y obsesiva con las cosas como yo. Tenía tres años y me perseguía la idea de que fuera como yo. Mi terapeuta decía que no era posible, pero temía que ella estuviera adoptando el comportamiento que yo tenía en casa, porque eso hacían los niños, aprendían de lo que los rodeaba.—Es maravillosa —susurró Verona en mi oído. Me sobresalté, porque no la había escuchado acercarse.Se sentó a mi lado y ambos observamos a nuestra hija guardar sus juguetes en una pequeña maleta, más tarde viajaríamos a Voutere para conocer a los gemelos de Estefany y Denser. Había sido una completa sorpresa para todos, nadie sabía cómo fue
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