Su otra mano se unió y nos estremecimos ante otro movimiento suave, pero no hubo más.—Sé que tenemos deficiencias como pareja, pero podemos trabajar en ello, juntos. Tesoro, por favor…Mis ojos se agrandaron.Me aparté, no pude evitarlo.—Tomas —reclamé.¿Cómo podía pedirme eso?Sabía que estaba mal, que estaba desesperado, pero yo no podía…volver a someterme a aquello. Haber estado rota y reconstruirme no fue fácil. Ni siquiera estaba segura de haberme recuperado por completo, aunque no importaba, podía vivir con eso, la experiencia, el recuerdo del dolor, me recordaba que estaba viva, que había sobrevivido.—Soy tu amiga, Tom —dije—. Eso es lo que necesitas ahora. Déjame serlo, ¿sí? No te apresures.Ni siquiera podía escucharlo llamarme con motes cariñ
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