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25 chapters
Reclamos sin sentido
Por la mañana siguiente:Gabriela había ido muy temprano al supermercado, compró pescado fresco, bayas para dárselo a su esposo.También trajo avena, miel, huevos y verduras frescas. Empezó a preparar el desayuno mientras todavía dormía el resto de la gente.Alguien se levantó de su sueño oscuro al olfatear el olor a comida sabrosa, esta era Micaela, ella bajó corriendo y vió a la que consideraba la culpable de su tristeza y desgracia.—Vaya que te dignaste a salir de tu habitación, ¡mujerzuela! —fue la primera ofensa que lanzará de su boca la tal Micaela.—No molestes —respondió Gabriela muy enfocada en lo que hacía.—¡Perra, sabes lo que eres no! —Gabriela dejó de hacer lo que hacía y la miró de frente.Encontró a su prima con una ojera del tamaño de la Antártida, también estaba toda flaca y mal vestida. Verdaderamente le causó más lástima que otra cosa.—Si, soy perra, pero con mi perro. —su semblante se había visto rojo, pues ya estaba sin mas paciencia.—¿Ahora lo traes aquí....
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Echados fuera
Para nadie es un secreto que cuando obras mal, te llega el karma tarde o temprano.Así para la señora Rufina y su hija Micaela le llegó su castigo, no tan merecido, pero algo es algo cuando al fin le tocara su merecido fin.En horas de la mañana fueron echadas de la medianamente grande Casona que pertenecía antes a los señores Lombí.Los abuelos de Gabriela habían construido está enorme vivienda cuando se casaron allá en sus años de juventud, de cuando se enamoraron y querían formar un maravilloso hogar.Sin embargo pronto descubrirían que no todo era color de rosa y finalmente sus vidas empezaron a cambiar; uno de sus hijos había salido con mala traña.Desde muy pequeño era irresponsable, discutía a menudo y traía problemas a casa, en un principio eran leves y se fue cuantificando y subiendo de extremo hasta que un tiempo después sus problemas acarrearon las desgracias para el resto de la familia.No obstante, erróneamente el Padre de Gabriela fue ultrajado a balazos mientras volvía
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No es preciso rebajarse, la vida enseña
Micaela seguía odiando a Gabriela, pero vino aquí porque no tenía opciones. Su malestar se debía a varios factores, por ejemplo que no aprendiera a saber ser agradecida, lo cierto es que alguien como Gabriela, que mantenia un corazón puro en el pecho, le daría esa oportunidad que buscaba, sin embargo, para mala suerte de Micaela, ahora Gabriela no estaba sóla.Sabiéndose astuta, y no siendo capaz de mantener su propia vida, aceptó ir con su madre a pedir ayuda a Gabriela.La chica suponía que las personas no cambiaban de noche a la mañana, pero aceptó ayudarlas. Quizás se piense que es un grave error, pero lo que la chica hacia era solo mantener su paz mental, debía tener su vista en alto cuando fuera a ver a su abuela y esta preguntara por los suyos, aunque claro está, esto no era su obligación.Al ver la facilidad con que fuera recibidas, Micaela pensó que ella estropearia la relación de Gabriela y Ji, así empieza un plan siniestro desde querer echar alguna esencia en las bebidas d
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El sentimiento de culpa
Mirando dormir a su hija Micaela, la mujer suspiró era una persona que hasta ahora no había demostrado su valía, pero nunca es tarde, se deja escuchar a la voz de la sabiduría.Basta con desear un cambio, se dijo tratando de hacerse la fuerte. Sabía que como madre no había aportado mucho a la vida de su hija, pero aún tenía la oportunidad de enseñarle a ser una persona honesta, después de todo, la vida se componía de eso presisamente, aprender de los errores del pasado.Y ni hablar de su padre, el fue y siempre será un hombre sin conciencia, pero debía echarse a llorar por eso? después de todo ella tenía la culpa por aceptar a una persona así y procrear una hija, no concientizarse por esa nueva persona y hacerle mas fácil seguir el juego a quien fuera su esposo por más de 25 años.—Hija mía —susurró al oído, esta se medio movió y se volteó para seguir durmiendo.Tendría que empezar de algún modo, todas las cosas tenían su principio, ella lo haría también.—Lo haremos juntas —se dijo.
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Mirarse
—¡Papá!, ¿Ya has visto a mi Madre? —dijo lo primero en cuanto llegara a ver a su papá en la cárcel.—No, esa mala esposa....no ha venido a ayudarme.—bufó Mainor Lumbi.—Está pensando seriamente en divorciarse de ti —la cara del hombre se endureció al escuchar tal noticia.—Tu Madre es una inútil, no podría ni sobrevivir unos días sola.—Pues ya lo está haciendo, y sin ti y sin mí. —Micaela había venido a confagularse con su padre, pero nunca pensó que lo decepcionaría así, lo encontró mucho más cruel, miserable y déspota que antes, él le dijo:—Deja a todas esas traidoras —dijo el hombre —solo ve y acuéstate con ese árabe, y cuando te paguen con ese dinero me contratas a un buen abogado y podré salir de aquí para poner a tu Madre en su lugar. El señor Mainor estaba demasiado enojado que no se detuvo a ver la cara de insatisfacción que mostraba su hija, siguió despotricando a la madre de esta.—¿Que se ha creído esa vieja, está arrugada y fea. —Mica cada vez se puso mas enojada al ver
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