A la mañana siguiente, me dirigí a la cocina para desayunar, y para mi sorpresa, se encontraban sentados en la mesa Alexander y Sam, hablando muy alegremente.Era raro verlo al Jefe aquí, ya que nunca desayunaba con nosotras...-Buen día- murmuré tímidamente mientras me adentraba en la habitación.-Buen día- respondieron a coro.Pronto un silencio sepulcral se instaló... ¿Podría ser más incómodo? ¿Estaban hablando de algo que no podía escuchar?Me serví café con leche y me senté al lado de Sam para beberlo.No miento si digo que todo el rato, Alexander no despegó sus ojos de mí.Intercambiaba algunas palabras con su hermana, pero siempre me miraba fijo.Ya comenzaba a intimidarme... Parecía que iba a desnudarme con la mirada en cualquier momento.Por mi parte, mantenía mi vista en la tostada que comía, como si aquello fuera lo más interesante del mundo.Luego de unos eternos minutos, se puso de pie y se despidió d
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