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Todos los capítulos de Enamorada del Ruso: Capítulo 71 - Capítulo 80
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71
           Llego a la calle donde vive Kurt, no entiendo cómo es que llegué, me sentí perdida todo este tiempo, pero mis pies parece que se desconectaron de mi cabeza que no le deja de dar vueltas a la situación y me llevaron a un lugar seguro. Paso por un lado del carro de Kurt y termino de llegar a la puerta, me planto no muy segura de tocar, levanto el puño y lo mantengo a poca distancia de la madera, pensando en que todos me esperan dentro y ahorita no tengo ganas de convivir con nadie, simplemente quiero estar sola y sumirme en mi miseria. De pronto la puerta se abre y veo a Edward del otro lado, me ve con preocupación y sin pensarlo dos veces me abraza con fuerza, me levanta del piso y noto que sigo con mi puño levantado, mi cuerpo no está funcionando como espero.—Pensé que te perdía— me dice con tristeza mientras acaricia mi cabello y me abraza con má
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—Irene ha llegado junto con su contacto, ya analizaron las muestras— dice Kurt con un halo de misterio que nos atrapa.—Dirás con su familiar— lo corrige Ed mientras estira sus brazos y bosteza.—Es lo mismo, los estamos esperando para hablar de eso y no tener que repetir las cosas— dice Kurt de forma tranquila, pero seria, ni siquiera me ve a los ojos y da media vuelta para desaparecer de nuestra vista. Ed me ve fijamente y me ofrece su mano para salir de la cama.—Supongo que tu relación con Kurt es un asco— me dice mientras me ayuda a levantar.—Ni que lo digas, más incómoda no puede ser.Bajamos las escaleras en silencio y cuando llegamos al comedor donde se realizan todas nuestras juntas están todos reunidos veo a una chica con el mismo tipo de melena que Irene, esponjosa y frondosa, además de que tienen el mismo tono de piel, solo que en su caso su
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—El material es el de menos, podemos conseguirlos, incluso creo que Kurt podría contactar a ese exmilitar “Caipora” y él podría darnos algo bueno— levanta los hombros relajado como si todo estuviera resuelto.—Vale, él nos consigue los explosivos suficientes para demoler un edificio tan grande… y ¿luego? ¿Cómo demonios entramos? ¿Tocamos a la puerta y les decimos que es una pizza?—Creo que… por algo pasan las cosas, esa era una frase que repite mucho mamá cuando crees que algo malo te pasa y de repente resulta ser la pauta para corregir otra cosa o mejorar ¿sabes?— cuando dice eso concentro mi atención en él.—¿A qué te refieres?—Te atrapó Nikolai y gracias a eso descubriste quien es en realidad, todo tu mundo estaba colapsando por la noticia y él pese a quien es y el poder qu
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           El aire frío anestesia un poco mi cabeza, aminora el dolor, pero el hecho de ponerme a caminar y mi aumento de presión cardiaca por el ejercicio aunque sea de bajo impacto, hace que se disparen punzadas insoportables, no es un dolor incapacitante, pero en verdad es muy molesto. Llego a una farmacia, en cuanto entro la señora de la caja me ve atenta, supongo que no parezco peligrosa así que desvía su mirada sin prestarme atención; busco entre las repisas algún medicamento que me pueda ayudar, entre más pasa el tiempo siento nauseas, el dolor se me está complicando, supongo que después de tanto estrés era obvio que esto pasaría.¿Carprofeno? No, ¿Diclofenaco? Podría ser, ¿Paracetamol? El viejo confiable, tomo una caja y sigo caminando, ¿Ketoprofeno? ¿Dexketoprofeno? Creo que no es para tanto, tramadol con paraceta
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—Hola, buenos días— vemos a Ania entrar al comedor y dirigirse a la cocina.—Hola señorita doctora, muy buenos días— le responde Edward con una voz acaramelada y pícara, no puedo evitar rodar los ojos ante su intento de conquista, pero me doy cuenta que Ania sonríe y sus mejillas se sonrojan, toma una naranja y regresa a la mesa.—Buenos días señor berserker, asesino letal y peligroso— le dice mientras se sienta en las piernas de Edward y me quedo sorprendida por lo que veo, volteo hacia Jake quien no parece sorprendido.—¿Qué? Desde que estoy aquí, que claramente no es mucho tiempo, ellos se tratan así, ¿sabes? Y es muy incómodo cuando se intentan comer el uno al otro— mi mandíbula se desencaja ante la explicación de Jake y no puedo evitar voltear de regreso hacia Ed, me ve con una sonrisa de victoria mientras
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         Cuando escucho que Edward está en su posición me acerco al bar, camino hacia la entrada, no hay nadie alrededor, todavía es muy temprano para que la gente quiera entrar aquí, cuando abro las puertas veo algo que me deja sorprendida.—Dime que no es cierto— dice Edward en mi oído mientras me quedo estática.—Es cierto— camino entre los cuerpos después de asegurarme de cerrar la puerta para que nadie más entre. Parece que todos los de seguridad están en el piso, muertos, desangrados, me acerco y tomo el cuchillo de uno de ellos, lo escondo detrás de mí, debajo de mi chamarra atorado en mi falda, las cosas no deberían de ser así y mi corazón va a mil por hora.Con forme me acerco al lugar en cuestión escucho voces, risas, ¿Qué está pasando? Me quedo un momento contra la pared a lado d
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           Por un momento me quedo estática aún con la espada en la posición para rebanar, respiro pausadamente y el aroma a sangre, a oxido inunda mi nariz, un escalofrío me recorre por completo y es entonces cuando mi cuerpo se desentume y puedo volver a moverme de forma aparentemente natural. Mis manos se sienten frías y temblorosas, suelto la espada haciéndola caer al suelo y volteo las palmas hacia mí, las veo rojas, manchadas con la sangre de esos hombres, las cierro y las abro sintiendo esa consistencia pegajosa en ellas y de repente el caos vuelve a caer en mí, esto es en lo que no quería transformarme, en una maldita asesina, mis manos, las mismas que estaba entrenando para poder salvar vidas las han arrebatado, como si se rehusaran a cambiar el destino que me impusieron de niña. Aprieto los dientes intentando no llorar, tratando de controlarme y de forma inconsciente me abra
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           Las dos caminan hacia el auto negro que descansa tranquilo pegado a la acera, cuando entran en él, regreso la vista al camaro, mientras que Ania ha entrado al asiento del copiloto, Edward abre la puerta de atrás para mí y Sam; entro en el auto con cuidado de que Sam vaya lo más cómoda, llevo su cabeza contra mi pecho mientras mis brazos la envuelven con cuidado, acaricio su cabello alejándolo de su rostro y durante todo el camino su hermano no deja de vernos por el retrovisor, claramente incómodo porque yo sea el enamorado de su hermana, después de lo que nuestra historia en común ha contado entiendo perfectamente su molestia, pero no significa que vaya a hacer algo por hacerlo sentir mejor, con que Sam desee estar a mi lado después de toda la verdad y todo lo que ha ocurrido estoy más que satisfecho.Después de darle las indicaciones necesarias llegamo
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—No es cierto…— dice Ania sorprendida y después levanta la mirada hacia mí. —¿Sabes quién es el padre?—Si… por el tiempo que maneja ahí de gestación estoy más que segura de quien es el autor de esto— le digo bajando la mirada, intento respirar y controlar mis nervios.—¿Hay más de un posible padre?—No estás para saberlo ni yo para contarlo, pero por un momento de debilidad me metí con Kurt hace unos días.—Wao… bueno… si fue hace unos días por el tiempo no pudo haber sido él, entonces… supongo que el padre es…—se queda en silencio esperando que yo sea la que termine de completar su frase.—Nikolai Belinski, el demonio ruso— volteo hacia ella y no sé qué pensar, no sé que decirle ni como tomarlo, de repente todo se me viene
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80
—Vamos rusalka… eso cualquiera lo hace— su aliento chocando contra mi oído me enchina la piel y me hace temblar.—Apuesto a que no— bajo mi brazo intentando darle un codazo en las costillas, pero brinca hacia atrás evitándolo.Doy media vuelta y empiezo a lanzar patadas altas, girando una y otra vez, se vuelve un baile para mí, cuando baja mi pierna y mi pie por fin toca el suelo giro sobre la punta y me apoyo para levantar la otra pierna y lanzar la patada, así sigo repetidas veces mientras él simplemente esquiva cada golpe hasta que de repente logra alcanzar una de mis piernas y la atrapa entre su torso y su brazo.—Las rusalkas dependen mucho de sus piernas, rómpele una y logras incapacitarlas— cuando dice eso abro mis ojos de par en par, no lo creo capaz de romperme una pierna o ¿sí?Le lanzo un golpe buscando que me suelte, pero con su otra mano
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