―Si viene con nosotros, mi alfa, le prometo que no le haremos nada a sus hermanos―me asegura el soldado que se interpone entre mis hermanos y yo. Mi otro hermano que está en el piso trata de levantarse, pero es detenido por otro más, siendo tres los que nos detienen. ― ¡Suelten a mis hermanos, ahora! ―les gritos, utilizando mi voz de alfa y ellos quedan aturdidos por un momento, pero se recuperan enseguida, dándome una sonrisa retorcida. ―Somos inmunes a sus órdenes―me dice uno de ellos con cierta satisfacción―lo que nos inyectaron nos da un poder increíble. Somos más rápidos, inmunes a las heridas y no nos afecta la voz del alfa. Pero eso no es cierto, no del todo, porque sus heridas se curan, pero por cierto tiempo. Por lo que he podido ver en esta batalla, esa sustancia, la esencia de la bruja, sus efectos van desapareciendo a medida que la consumen en la batalla con cada herida que sana. Así que lo intento nuevamente. ― ¡Dije que suelten a mis her
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