Miré a Aitor y su expresión se relajó por fin.—Es una amiga, una vieja amiga —contestó algo deprisa, antes de bufar algo fastidiado.Lo miré confusa, algo me decía que había algo más en esto, pero no le preguntaría, seguro que no me contestaría con la verdad, entonces solo quedaba una cosa: seguir molestándolo.—Y todavía la consideras el amor de tu vida, ¡qué tierno! —hice una voz aguda y chillona, mientras pellizcaba su mejilla. Aitor se puso rojo y apartó mi mano, envarándose firmemente. —¡No es cierto! ¡Estaba bromeando! —se excusó en medio segundo—. Y ahora tú dime, ¿quién es ese tal Owen? —preguntó, pero nuestra diferencia era que yo tan siquiera intentaba sonar desinteresada pero él… sonaba como un esposo celoso, lo cual me provocó una sonrisa.—Un amigo, un actual amigo —susurré mordiéndome el labio, confundiéndolo aún más.Aitor alzó las
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